“...toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.”
Capítulo 1: Antecedentes
Mucha gente llegó a Las Palmas en pañales. Con el paso de los años, algunos se perdieron o nunca más regresaron, mientras que otros perduraron y fueron resaltando entre los demás debido a comportamientos inusuales. Estas conductas no era precisamente familiares al terrorismo, sin embargo, tampoco eran dignas de ser admiradas por la mayoría de gente. Entre las de mayor secuela recuerdo la que lanzó a la fama a nuestro querido Travis Pastrana Balarezo, quien a su corta edad detonó un water del club utilizando gasolina. También recuerdo mi ventanita mágica de la bodega, a través de la cual salían volando productos; era realmente un misterio. Cuentan que los Domingos a las 3 a.m. en la playa, sentada en la Torre 2 de los salvavidas, yace una bruja con un intimidante y llamativo anillo, el cual que no debes mirar. Esta paradójica dama dice ser la responsable de este fenómeno y de muchos otros acontecimientos paranormales que han tomado lugar en Las Palmas.
De esta manera se fue conformando la famosa Lista Negra de la playa. Su existencia física nunca ha sido comprobada, ni lo contrario. Tanto ella como sus integrantes son un mito que circula hace años por el club y no se ha llegado a revelar. Esto se debe al clemente beneficio de la duda, pues varios personajes han evadido severas consecuencias gracias a la aplicación de un alias. El más burlesco que me viene a la mente es el aplicado por el colega Rizo-Patrón en el 2008, quien eludió una fuerte intervención de autoridades identificándose como Rafael Nadal.
Capítulo 2: El Golpe
Era la invernal época de Otoño, a finales del Mes de Julio. Palmas no encontraba más que soledad día a día. Sin embargo, gracias al recordado Don José de San Martín, llega la alentadora semana conocida como fiestas patrias o “el 28”. Años atrás, solíamos pasar 28 en Palmas con nuestras familias, pero esta tradición ha sido suplida por viajes o impedida por temas laborales.
Era nuestra última noche de fiestas patrias y económicamente ya no contábamos con un ripio. Nuestra relación con el alcohol se encontraba en sus emocionantes inicios, por lo cual su ausencia frustraba la situación. Cuando ya casi habíamos tirado la toalla convocamos una reunión de comité para tomar una decisión. Solo reclutamos a los palmeños con calle en el arte del crimen, pues para esta misión no podíamos confiar en ningún cantante de ducha.
La misión fue ideada por la La FAF: Yo, Gadea y Cazorla. Iba a realizarse en territorio Coqueño, la playa vecina. En aquellas épocas era nuestro archienemigo debido a los enfrentamientos de carnavales y una reciente derrota en la final del Interplayas. El lugar de los hechos sería el restaurante El Buzo. El objetivo de la misión era irrumpir en el local a la 1 a.m. y sustraer bebidas alcohólicas y uno que otro souvenir, los cuales declaramos como trofeos de guerra. Solo algo me intranquilizaba. Ese verano conocimos a un emigrante de Arequipa llamado Gian Carlo. Me cayó bien, pero mi instinto no se dejaba convencer y nunca me inspiró mucha confianza. Lamentablemente, se infiltró en la comitiva asignada para dar el golpe, alegando gran experiencia y comprometiéndose a cumplir con todo pacto de mantener el orden y la lealtad. Inclusive este nuevo incauto intentó darme instrucciones de cómo proceder, las cuales ignoré por completo. Nunca acepté de corazón su participación, pero la mayoría decidió integrarlo y lo tuve que asimilar.
Llegada la hora nos reunimos en el malecón. La brisa del mar palmeño nos dio un karma positivo y enrumbamos encapuchados a realizar el trabajo. La cuadrilla estaba conformada por Sayán, Gadea, Del Risco, León, Balarezo, Gian Carlo y el recordado Rich “La Richarda” Barrantes, colega que yace en el penal de Piedras Gordas debido a un degenere de este tipo de actividades. Una vez rodeado el local y todos en posición, comenzó el desafío; el tiempo pasaba muy rápido y subía la adrenalina. Para empezar se tomó en cuenta la seguridad. Reconocimos la mejor posición del perímetro para colocar a nuestro vocero: La Richarda. Él, por ser el único con celular aparte de Gian Carlo, iba a cumplir la labor de campana por si teníamos compañía y debíamos efectuar un una fuga.
Con todo en orden decidimos que era hora del siguiente paso. Enviamos a nuestro especialista en ingresos forzosos: El Chelo, quien justifica sus rasgos felinos con habilidades de la misma naturaleza. A los pocos minutos cumplió con su parte del trabajo: detectó un pequeño orificio en la pared frontal por donde se escabulló cual gato y quitó el seguro de la puerta. Culminado el segundo objetivo esperamos un rato para no levantar sospechas. No había apuro, total, la puerta hacia el éxito ya estaba abierta y Rich nos estaba cubriendo las espaldas.
Con todo en orden decidimos que era hora del siguiente paso. Enviamos a nuestro especialista en ingresos forzosos: El Chelo, quien justifica sus rasgos felinos con habilidades de la misma naturaleza. A los pocos minutos cumplió con su parte del trabajo: detectó un pequeño orificio en la pared frontal por donde se escabulló cual gato y quitó el seguro de la puerta. Culminado el segundo objetivo esperamos un rato para no levantar sospechas. No había apuro, total, la puerta hacia el éxito ya estaba abierta y Rich nos estaba cubriendo las espaldas.
Todo estaba yendo bien, por lo que decidimos dar el siguiente paso. Este era el más riesgoso, ya que constaba de ingresar uno por uno al local. Decidimos efectuarlo y en medio de la maniobra sonó el celular de GC: habían problemas. Rich informó sobre un grupo de Wachimanes acercándose rápidamente hacia nuestra posición. Según el protocolo debíamos abortar la misión y huir hacia Kapala, sin embargo, El Chelo estaba solo en la “Dead Zone” y no lo podíamos abandonar. Esta fue la hora de la verdad, donde diferencias a los judas de los hermanos. Desde niño he tenido un don que denomino como Ratologo. Tengo una habilidad especial para identificar ratas y aislarlas de todo plan o delegación de confianza. Nuestro querido amigo Gian Carlo, al escuchar la noticia, salió corriendo hacia Palmas haciendo un escándalo y poniendo en evidencia lo que estaba sucediendo. Los demás, nunca pensamos en dejar al Chelo abandonado, por lo que nos sentamos en el restaurante como conversando y decidimos afrontar a los Wachimanes e intentar salvar la misión. Llegaron y comenzaron las preguntas. Tuvimos una tensa charla alegando que éramos asociados y que el ruido fue de un idiota que no conocíamos. A los pocos minutos, que parecieron horas, recobraron la serenidad y decidieron retirarse. Tras esto, pusimos en la mesa la opción de abortar, pero nadie se quiso rendir, y más nerviosos que nunca decidimos proceder con el plan.
Por fin pudimos irrumpir en el local. El Chelo se estaba muriendo, pero al darle la noticia se reconfortó. Yo estaba demasiado nervioso, mi vida estaba en juego, pero de repente pensé ‘ya no sé qué esta pasando, no lo controlo, esto me fluye natural’. Una ves que realice eso, comenzamos la expedición y todo fue saliendo. Fuimos encontrando hermosos trofeos, una que otra cajetilla de cigarro y, finalmente, el botín: bajo el mostrador principal vimos 1 caja llena de vodka Smirnoff.
Nos colocamos lo recaudado entre las prendas y partes del cuerpo, estábamos listos para el escape. Lamentablemente, estábamos a ciegas por afuera, ya que el traidor Gian Carlo nos dejó incomunicados con nuestro vocero. Milagrosamente, Rich, al notar cierta anomalía en el plan, verificó que no hayan moros en la costa y regresó heroicamente a la puerta del restaurante. Empezó a llamarnos y dijo “Oe ya salgan! No hay nadie!”. Estas palabras fueron como secarme una chela templada luego de caminar 6 horas por el desierto. Automáticamente salimos por la puerta, nos dirigimos a paso ligero hacia Kapala, y retornamos victoriosos a Las Palmas por la playa. La misión fue un éxito.
Capítulo 3: The usual suspects
La mañana siguiente me levanté más resaqueado que nunca. A decir verdad, ya era la tarde, pues toda la mañana habíamos seguido celebrando el triunfo con aquellos Vodkas y Tampicos. Más entrada la tarde, luego del reconfortante marzaso y almuerzo, llegó la noticia a Palmas de lo ocurrido la noche anterior. No había ninguna prueba, acusación o testigo que indicara nuestra culpa, pero desde el día que nacimos ya estábamos destinados a ser los sospechosos #1 de aquel suceso; por lo tanto, estábamos preparados.
Nos citaron a todos a la oficina de Cocos a las 6 p.m. Asistimos puntuales, confundidos y desconcertados por lo que había ocurrido. El primer intento de resolver el caso fue sencillo y clásico, nos preguntaron de frente si éramos los responsables y muy sorprendidos lo negamos todo. Debido a nuestros antecedentes, los directivos estaban plenamente seguros de nuestra culpa, pero gracias a la doblemente afilada burocracia, a falta de pruebas, éramos plenamente inocentes.
Al no darles la satisfacción a los encargados, decidieron interrogarnos a uno por uno dentro de la oficina, así que accedimos sin problemas ya que teníamos una sólida coartada salvadora. Llegó mi turno de ser interrogado. Entré confiado y comencé a hacer lo que debía, pero toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.
Así nos hicieron perder el tiempo hasta aproximadamente las 8 p.m. Más tarde, se reanudó la investigación sorpresivamente en mi casa, acompañada de algunos padres de familia de los involucrados, pero seguimos apegándonos al plan y el resultado fue el mismo.
Llegada la hora de partir a Lima puso fin al proceso y salimos impunes de aquellas falsas acusaciones. Estábamos indignados por tremenda delación de parte de la playa rival, así que recibimos las disculpas del caso y tema cerrado. Hasta el día de hoy gozamos de aquellos trofeos en reuniones palmeñas. Como podrán notar, cuando previamos donde Gadea la hielera es un glorioso valde de Heineken capturado aquel glorioso día; al igual, en mis reuniones, las mesas se ven invadidas de coloridos ceniceros de Marlboro o Lucky Strike. Los Cocos nos quitó la fugaz alegría de campeonar el Interplayas una vez más, pero en el partido de vuelta nos llevamos otra monumentalmente mayor, ya que ha perdurado por los años hasta la actualidad.
Diego Sayan - 2010