jueves, 24 de junio de 2010

The usual suspects

dedicada al maestro Keyser Söze..

“...toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.”



Capítulo 1: Antecedentes

Mucha gente llegó a Las Palmas en pañales. Con el paso de los años, algunos se perdieron o nunca más regresaron, mientras que otros perduraron y fueron resaltando entre los demás debido a comportamientos inusuales. Estas conductas no era precisamente familiares al terrorismo, sin embargo, tampoco eran dignas de ser admiradas por la mayoría de gente. Entre las de mayor secuela recuerdo la que lanzó a la fama a nuestro querido Travis Pastrana Balarezo, quien a su corta edad detonó un water del club utilizando gasolina. También recuerdo mi ventanita mágica de la bodega, a través de la cual salían volando productos; era realmente un misterio. Cuentan que los Domingos a las 3 a.m. en la playa, sentada en la Torre 2 de los salvavidas, yace una bruja con un intimidante y llamativo anillo, el cual que no debes mirar. Esta paradójica dama dice ser la responsable de este fenómeno y de muchos otros acontecimientos paranormales que han tomado lugar en Las Palmas.

De esta manera se fue conformando la famosa Lista Negra de la playa. Su existencia física nunca ha sido comprobada, ni lo contrario. Tanto ella como sus integrantes son un mito que circula hace años por el club y no se ha llegado a revelar. Esto se debe al clemente beneficio de la duda, pues varios personajes han evadido severas consecuencias gracias a la aplicación de un alias. El más burlesco que me viene a la mente es el aplicado por el colega Rizo-Patrón en el 2008, quien eludió una fuerte intervención de autoridades identificándose como Rafael Nadal.



Capítulo 2: El Golpe


Era la invernal época de Otoño, a finales del Mes de Julio. Palmas no encontraba más que soledad día a día. Sin embargo, gracias al recordado Don José de San Martín, llega la alentadora semana conocida como fiestas patrias o “el 28”. Años atrás, solíamos pasar 28 en Palmas con nuestras familias, pero esta tradición ha sido suplida por viajes o impedida por temas laborales.

Era nuestra última noche de fiestas patrias y económicamente ya no contábamos con un ripio. Nuestra relación con el alcohol se encontraba en sus emocionantes inicios, por lo cual su ausencia frustraba la situación. Cuando ya casi habíamos tirado la toalla convocamos una reunión de comité para tomar una decisión. Solo reclutamos a los palmeños con calle en el arte del crimen, pues para esta misión no podíamos confiar en ningún cantante de ducha.



La misión fue ideada por la La FAF: Yo, Gadea y Cazorla. Iba a realizarse en territorio Coqueño, la playa vecina. En aquellas épocas era nuestro archienemigo debido a los enfrentamientos de carnavales y una reciente derrota en la final del Interplayas. El lugar de los hechos sería el restaurante El Buzo. El objetivo de la misión era irrumpir en el local a la 1 a.m. y sustraer bebidas alcohólicas y uno que otro souvenir, los cuales declaramos como trofeos de guerra. Solo algo me intranquilizaba. Ese verano conocimos a un emigrante de Arequipa llamado Gian Carlo. Me cayó bien, pero mi instinto no se dejaba convencer y nunca me inspiró mucha confianza. Lamentablemente, se infiltró en la comitiva asignada para dar el golpe, alegando gran experiencia y comprometiéndose a cumplir con todo pacto de mantener el orden y la lealtad. Inclusive este nuevo incauto intentó darme instrucciones de cómo proceder, las cuales ignoré por completo. Nunca acepté de corazón su participación, pero la mayoría decidió integrarlo y lo tuve que asimilar.

Llegada la hora nos reunimos en el malecón. La brisa del mar palmeño nos dio un karma positivo y enrumbamos encapuchados a realizar el trabajo. La cuadrilla estaba conformada por Sayán, Gadea, Del Risco, León, Balarezo, Gian Carlo y el recordado Rich “La Richarda” Barrantes, colega que yace en el penal de Piedras Gordas debido a un degenere de este tipo de actividades. Una vez rodeado el local y todos en posición, comenzó el desafío; el tiempo pasaba muy rápido y subía la adrenalina. Para empezar se tomó en cuenta la seguridad. Reconocimos la mejor posición del perímetro para colocar a nuestro vocero: La Richarda. Él, por ser el único con celular aparte de Gian Carlo, iba a cumplir la labor de campana por si teníamos compañía y debíamos efectuar un una fuga.

Con todo en orden decidimos que era hora del siguiente paso. Enviamos a nuestro especialista en ingresos forzosos: El Chelo, quien justifica sus rasgos felinos con habilidades de la misma naturaleza. A los pocos minutos cumplió con su parte del trabajo: detectó un pequeño orificio en la pared frontal por donde se escabulló cual gato y quitó el seguro de la puerta. Culminado el segundo objetivo esperamos un rato para no levantar sospechas. No había apuro, total, la puerta hacia el éxito ya estaba abierta y Rich nos estaba cubriendo las espaldas.


Todo estaba yendo bien, por lo que decidimos dar el siguiente paso. Este era el más riesgoso, ya que constaba de ingresar uno por uno al local. Decidimos efectuarlo y en medio de la maniobra sonó el celular de GC: habían problemas. Rich informó sobre un grupo de Wachimanes acercándose rápidamente hacia nuestra posición. Según el protocolo debíamos abortar la misión y huir hacia Kapala, sin embargo, El Chelo estaba solo en la “Dead Zone” y no lo podíamos abandonar. Esta fue la hora de la verdad, donde diferencias a los judas de los hermanos. Desde niño he tenido un don que denomino como Ratologo. Tengo una habilidad especial para identificar ratas y aislarlas de todo plan o delegación de confianza. Nuestro querido amigo Gian Carlo, al escuchar la noticia, salió corriendo hacia Palmas haciendo un escándalo y poniendo en evidencia lo que estaba sucediendo. Los demás, nunca pensamos en dejar al Chelo abandonado, por lo que nos sentamos en el restaurante como conversando y decidimos afrontar a los Wachimanes e intentar salvar la misión. Llegaron y comenzaron las preguntas. Tuvimos una tensa charla alegando que éramos asociados y que el ruido fue de un idiota que no conocíamos. A los pocos minutos, que parecieron horas, recobraron la serenidad y decidieron retirarse. Tras esto, pusimos en la mesa la opción de abortar, pero nadie se quiso rendir, y más nerviosos que nunca decidimos proceder con el plan.

Por fin pudimos irrumpir en el local. El Chelo se estaba muriendo, pero al darle la noticia se reconfortó. Yo estaba demasiado nervioso, mi vida estaba en juego, pero de repente pensé ‘ya no sé qué esta pasando, no lo controlo, esto me fluye natural’. Una ves que realice eso, comenzamos la expedición y todo fue saliendo. Fuimos encontrando hermosos trofeos, una que otra cajetilla de cigarro y, finalmente, el botín: bajo el mostrador principal vimos 1 caja llena de vodka Smirnoff.

Nos colocamos lo recaudado entre las prendas y partes del cuerpo, estábamos listos para el escape. Lamentablemente, estábamos a ciegas por afuera, ya que el traidor Gian Carlo nos dejó incomunicados con nuestro vocero. Milagrosamente, Rich, al notar cierta anomalía en el plan, verificó que no hayan moros en la costa y regresó heroicamente a la puerta del restaurante. Empezó a llamarnos y dijo “Oe ya salgan! No hay nadie!”. Estas palabras fueron como secarme una chela templada luego de caminar 6 horas por el desierto. Automáticamente salimos por la puerta, nos dirigimos a paso ligero hacia Kapala, y retornamos victoriosos a Las Palmas por la playa. La misión fue un éxito.


Capítulo 3: The usual suspects


La mañana siguiente me levanté más resaqueado que nunca. A decir verdad, ya era la tarde, pues toda la mañana habíamos seguido celebrando el triunfo con aquellos Vodkas y Tampicos. Más entrada la tarde, luego del reconfortante marzaso y almuerzo, llegó la noticia a Palmas de lo ocurrido la noche anterior. No había ninguna prueba, acusación o testigo que indicara nuestra culpa, pero desde el día que nacimos ya estábamos destinados a ser los sospechosos #1 de aquel suceso; por lo tanto, estábamos preparados.


Nos citaron a todos a la oficina de Cocos a las 6 p.m. Asistimos puntuales, confundidos y desconcertados por lo que había ocurrido. El primer intento de resolver el caso fue sencillo y clásico, nos preguntaron de frente si éramos los responsables y muy sorprendidos lo negamos todo. Debido a nuestros antecedentes, los directivos estaban plenamente seguros de nuestra culpa, pero gracias a la doblemente afilada burocracia, a falta de pruebas, éramos plenamente inocentes.

Al no darles la satisfacción a los encargados, decidieron interrogarnos a uno por uno dentro de la oficina, así que accedimos sin problemas ya que teníamos una sólida coartada salvadora. Llegó mi turno de ser interrogado. Entré confiado y comencé a hacer lo que debía, pero toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.

Así nos hicieron perder el tiempo hasta aproximadamente las 8 p.m. Más tarde, se reanudó la investigación sorpresivamente en mi casa, acompañada de algunos padres de familia de los involucrados, pero seguimos apegándonos al plan y el resultado fue el mismo.

Llegada la hora de partir a Lima puso fin al proceso y salimos impunes de aquellas falsas acusaciones. Estábamos indignados por tremenda delación de parte de la playa rival, así que recibimos las disculpas del caso y tema cerrado. Hasta el día de hoy gozamos de aquellos trofeos en reuniones palmeñas. Como podrán notar, cuando previamos donde Gadea la hielera es un glorioso valde de Heineken capturado aquel glorioso día; al igual, en mis reuniones, las mesas se ven invadidas de coloridos ceniceros de Marlboro o Lucky Strike. Los Cocos nos quitó la fugaz alegría de campeonar el Interplayas una vez más, pero en el partido de vuelta nos llevamos otra monumentalmente mayor, ya que ha perdurado por los años hasta la actualidad.


Diego Sayan - 2010

jueves, 17 de junio de 2010

The Bastards

En memoria a El Loco...

Eran épocas invernales donde escasean las juergas dignas de ser plasmadas en una historia. Estábamos atravezando una de las peores rachas en las que todos los planes se reducen a Larcomar. Para nuestra suerte nuestro regordete amigo Rolo, aplicado estudiante de medicina de la San Martín, nos pasó la voz de un tono de su facultad que se llevaría a cabo ese fin de semana. Ojo al detalle, era una fiesta de gala, es decir, en saco, corbata y ajustados vestidos.

La idea no pintó mucho al comienzo, ya que no conocemos a casi nadie de esa universidad. Pero al pasar la idea por el consejo de la FAF notamos que un cambio no nos caería nada mal y al chino le dimos el SI.


La comitiva no podía ser mejor, éramos Diego ‘el loco’ Sayan, (así me decían en ese entonces), Diego ‘el jaguar’ Gadea, Santiago ‘cejas de perro’ Balarezo, Rolando ‘chanchino’ Del Risco, Rodrigo ‘chito’ Sayan y Gonzalo ‘el chelo’ León. A las 9 pm. ya nos encontrábamos todas las joyas reunidos en mi casa para vestirnos y previar. Me motivaba un culo el hecho de que sea en terno, tipo 15. Estaba con mis mejores amigos de toda la vida 7 años después burlándonos de mis zapatos y rompiéndole los huevos a Gadea para que me haga el nudo de la corbata. Una ves vestidos tipo Los Soprano nos ubicamos en la sala a esperar la hora y planear las hazañas.

Muerto el Black salimos a chapar taxi y nos enrumbamos hacia la mejor juerga que íbamos a tener por un largo tiempo. Llegamos al Castillo Real Felipe y lo primero que se me vino a la cabeza fue que si había alguna gresca nos jodíamos todos porque había 20 mil cachacos con metralletas y bazucas cuidando el perímetro. El loco estaba advertido, y de muerte. La otra joda era que habían unas 3 mil almas en la puerta conformando una cola más larga que la muralla china. Milagrosamente percibimos la presencia de un alma palmeña a la redonda. Al mirarlo no confirmabamos su identidad, pero tenía un fuerte parecido al conductor Jaime Bayly. Luego de una acomodada de pelo y un giro a la Zoolander, identificamos al susodicho. Era Luis Dongo de Villena, quién para ignorancia nuestra era el organizador del evento. Luis, a.k.a. La Papa o Finch, nos hizo ingresar sin mayores molestias y comenzó la faena.

Como fieles roneros nos colocamos en una mesa a 0.70 metros de la barra de Cartavio. Atendía un argentino muy buena onda quién iba a terminar siendo uno más de la joda y contador oficial de vasos. Los primeros Cartis de la noche fueron de pie, mirando tipo halcones hacia la pista de baile. El clásico análisis de la situación. Primera chelada de la noche: Machín me tiró un ron encima. Estaba mojado y oliendo a ron pero nada me iba a carmear. Segunda chelada de la noche: el chelo tira su pucho en muere e impacta en mi ojo derecho. Tampoco me iba a carmear a pesar de tener la iris achicharrada. Tercera chelada de la noche felizmente no hubo porque el Chelo estaría enterrado.



Luego de la aderezada ronera fuimos a rondar por el tono, con objetivo de infiltrarnos en un grupo superior numéricamente y con jugadores de ambos equipos. Rolo nos presentó a su gente de la universidad y la joda comenzó a ponerse bonita. La pista de baile no tuvo importancia, las danzas tomaron lugar en la esquina que acaparamos. Comenzaron los secos, los shots y la alegría. En eso el Jaguar me pregunta la hora, sorpresivamente recién eran las 12 am.; nos esperaba una larga noche.

Los Palmeños y los San Martinsences ya éramos uno, todo fluia chebre tipo TLC, pero como misionarios natos no nos podíamos quedar tantas horas en una esquina y fuimos a inspeccionar por los alrededores del toldo. Para nuestra sorpresa había una zona muy acogedora, con sillones, puffs y para remate una barra de Jagermeister. Lamentablemente, el Jager si costaba, pero nada nos iba a detener y le dimos curso. Como sabrán los experimentados consumidores de Jager, esta inocente bebida es un arma de doble filo. Para ponerla fácil, si tomas Jager después de haber ingerido una considerable cantidad de Ron o Whisky, lo más probable es que entres al estado conocido como “On Fire”, es decir, el climax de la noche.

Ya todos Activados, como diría cejeperro, nos dirigimos a la pista de baile para no dejarla por un periodo de 2-3 horas. Hasta el día de hoy nadie sabe a ciencia cierta qué pasó sobre ese colmado rectángulo de madera, pero en una reconstrucción de los hechos ,conformada por testigos y flashes, se declaró una amplia victoria palmeña. Esa noche todos concretaron.



Para ya bien entrada la madrugada nos reagrupamos en nuestra mesa inicial, donde aquel Che ronero seguía encargado del Carti. Se tomó un pequeño descanso el cual aplicó para comentarnos su apreciación de los hechos. Al parecer nos tuvo en la mira todo el tiempo. Fue muy grato escuchar comentarios positivos de cada uno de los presentes, el Che Carti confirmó ciertos rumores que no estaban muy claros y finalmente se despidió.

En medio del final de la noche avistamos no muy lejos una mesa que nos invitaba a acercarnos, o al menos eso pensamos. Ejecutamos la aproximación y reconocimos a un par de nuestras nuevas amigas. Nos sentamos a chacotear y a comentar el escándalo que habíamos vivido hace unos momentos, pero la presencia de un man desconocido iba a traer consecuencias, como sospeche desde un principio. Felizmente, notó su presencia de más en la mesa y decidió retirarse. El Jaguar no tardó en seleccionar su nuevo objetivo y tipo galán de TeleFe comenzó a lanzar frases acompañadas de unas caricias de mano. Repentinamente el forastero regresó a la mesa nada más y nada menos que para encontrar a su flaca siendo vulnerable víctima de los encantos del Jaguar. Su respuesta agresiva no se hizo esperar y cometió un grave error. Aplicó un empujón al cuerpo de Gadea invadido de Cartavio y Jager, por lo cual instantes después se podía ver a un calvo cabezón persiguiendo ferozmente a un flacuchento que corría por su vida. Era muy gracioso ver a 2 individuos en terno corriendo por todo el tono, Gadea ya pisándole los talones aplicó una patada voladora que impactó por el costado al fugitivo y recuperado el honor permitió su escape.



Gadea no fue el único que selló la noche con broche de oro. Luego del conflicto decidimos que ya era hora de retirarnos y salimos a chapar taxi. Era hora de el Solo de el chelo. Nuestro querido amigo, cuya apariencia se puede confundir con la del personaje Machin Alberto, consultó a un taxista la tarifa por llevarnos a cada uno a nuestros hogares. Al recibir una respuesta mayor a 2 cifras el chelo decidió que el Taxi nos quería estafar y lo mando a la mierda. El pobre taxista se arrancó no sin antes exclamar su contraataque: “Hacer perder el tiempo chibolo de mierda”. El chelo, que ya se imaginarán en el estado que se encontraba, comenzó una furiosa carrera en dirección hacia el taxi que comenzaba a tomar velocidad. Era un reto entre su maltrecho motor Nissan y las Ex futbolistas piernas de Machín. Como en cámara lenta, y a corta distancia del Taxi en movimiento, el chelo saltó para aplicar la segunda patada voladora de la noche. Mientras volaba por los aires toda persona presente miraba con atención cuestionándose si seria un impacto directo o si el chelo pasaría una de las peores vergüenzas de su vida. El veredicto fue confuso, yo lo consideré como un empate con sabor a perdida para el chelo, ya que su taba vieja llegó a impactar la puerta del pobre taxi amarillo, pero como consecuencia perdió el equilibrio y tuvo una de las caídas más estrepitosas que he visto en mi vida. Luego de unas prolongadas carcajadas nos dimos cuenta que ningún taxi nos iba a llevar a todos, por lo que nos dividimos y la noche culminó.

BONUS



La verdad pensaba omitir esta parte de aquella memorable noche, pero sería injusto ya que he contado las arrochadas de mis secuaces. No podía faltar la hazaña de El Loco, quien se despidió de mí dejándome esta última anécdota para recordar.

A las afueras del tono me quede solo con mi hermano Chito. Nuestra misión era embarcarnos en un Taxi que nos llevaría en un sosegado viaje hasta La Molina; nada malo podía pasar. Mientras esperábamos nos encontramos con 2 señoritas que han pasado por las Palmas en ciertas ocaciones. Eran “Las Gorditas”. Las amigas de Luciana, Natalia y Mónica, quienes nos propusieron compartir un Taxi para economizar, ya que compartíamos destinos cercanos. Atracamos no se por qué y partimos hacia el lejano destino. A mitad de camino la fogosidad comenzó a manifestarse. Por algún motivo me puse cariñoso y comencé a hacerle cariñito a Mónica desde atrás, ella estaba de Shotgun. Para mi sorpresa, ya que tengo entendido que me odia, las caricias fueron correspondidas y también acarició mi mano. El amor aumentó y comencé a hacerle cariño en la cabeza acompañado de declaraciones de amor que ni yo mismo entendía. Así me mantuve por un rato y no recuerdo más.

Obviamente la cosa no queda ahí. Al día siguiente me levanto y me encuentro con Chitin vistiéndose apurado como siempre. Entre comentarios de la noche anterior decidí sincerarme y contarle que no sabía por que mierda me había puesto cariñoso con Mónica. Le comenté que había estado diciendole cosas y acariciándola, no me quedaba otra que reirme, sin embargo, se me cayeron las pelotas cuando me contestó: “Sí huevon fue raraso, yo estaba sentado adelante y de la nada comenzó a acaricearme la cojuda de atrás”. Para los que no la ven, en medio de mi borrachera había ultrajado a mi propio hermano, lo había toqueteado e inclusive recuerdo haberle pedido matrimonio.

Esta fue la última de El Loco, se despidió de manera elegante, sin heridos, y dejándonos un recuerdo muy grato de él.