jueves, 17 de junio de 2010

The Bastards

En memoria a El Loco...

Eran épocas invernales donde escasean las juergas dignas de ser plasmadas en una historia. Estábamos atravezando una de las peores rachas en las que todos los planes se reducen a Larcomar. Para nuestra suerte nuestro regordete amigo Rolo, aplicado estudiante de medicina de la San Martín, nos pasó la voz de un tono de su facultad que se llevaría a cabo ese fin de semana. Ojo al detalle, era una fiesta de gala, es decir, en saco, corbata y ajustados vestidos.

La idea no pintó mucho al comienzo, ya que no conocemos a casi nadie de esa universidad. Pero al pasar la idea por el consejo de la FAF notamos que un cambio no nos caería nada mal y al chino le dimos el SI.


La comitiva no podía ser mejor, éramos Diego ‘el loco’ Sayan, (así me decían en ese entonces), Diego ‘el jaguar’ Gadea, Santiago ‘cejas de perro’ Balarezo, Rolando ‘chanchino’ Del Risco, Rodrigo ‘chito’ Sayan y Gonzalo ‘el chelo’ León. A las 9 pm. ya nos encontrábamos todas las joyas reunidos en mi casa para vestirnos y previar. Me motivaba un culo el hecho de que sea en terno, tipo 15. Estaba con mis mejores amigos de toda la vida 7 años después burlándonos de mis zapatos y rompiéndole los huevos a Gadea para que me haga el nudo de la corbata. Una ves vestidos tipo Los Soprano nos ubicamos en la sala a esperar la hora y planear las hazañas.

Muerto el Black salimos a chapar taxi y nos enrumbamos hacia la mejor juerga que íbamos a tener por un largo tiempo. Llegamos al Castillo Real Felipe y lo primero que se me vino a la cabeza fue que si había alguna gresca nos jodíamos todos porque había 20 mil cachacos con metralletas y bazucas cuidando el perímetro. El loco estaba advertido, y de muerte. La otra joda era que habían unas 3 mil almas en la puerta conformando una cola más larga que la muralla china. Milagrosamente percibimos la presencia de un alma palmeña a la redonda. Al mirarlo no confirmabamos su identidad, pero tenía un fuerte parecido al conductor Jaime Bayly. Luego de una acomodada de pelo y un giro a la Zoolander, identificamos al susodicho. Era Luis Dongo de Villena, quién para ignorancia nuestra era el organizador del evento. Luis, a.k.a. La Papa o Finch, nos hizo ingresar sin mayores molestias y comenzó la faena.

Como fieles roneros nos colocamos en una mesa a 0.70 metros de la barra de Cartavio. Atendía un argentino muy buena onda quién iba a terminar siendo uno más de la joda y contador oficial de vasos. Los primeros Cartis de la noche fueron de pie, mirando tipo halcones hacia la pista de baile. El clásico análisis de la situación. Primera chelada de la noche: Machín me tiró un ron encima. Estaba mojado y oliendo a ron pero nada me iba a carmear. Segunda chelada de la noche: el chelo tira su pucho en muere e impacta en mi ojo derecho. Tampoco me iba a carmear a pesar de tener la iris achicharrada. Tercera chelada de la noche felizmente no hubo porque el Chelo estaría enterrado.



Luego de la aderezada ronera fuimos a rondar por el tono, con objetivo de infiltrarnos en un grupo superior numéricamente y con jugadores de ambos equipos. Rolo nos presentó a su gente de la universidad y la joda comenzó a ponerse bonita. La pista de baile no tuvo importancia, las danzas tomaron lugar en la esquina que acaparamos. Comenzaron los secos, los shots y la alegría. En eso el Jaguar me pregunta la hora, sorpresivamente recién eran las 12 am.; nos esperaba una larga noche.

Los Palmeños y los San Martinsences ya éramos uno, todo fluia chebre tipo TLC, pero como misionarios natos no nos podíamos quedar tantas horas en una esquina y fuimos a inspeccionar por los alrededores del toldo. Para nuestra sorpresa había una zona muy acogedora, con sillones, puffs y para remate una barra de Jagermeister. Lamentablemente, el Jager si costaba, pero nada nos iba a detener y le dimos curso. Como sabrán los experimentados consumidores de Jager, esta inocente bebida es un arma de doble filo. Para ponerla fácil, si tomas Jager después de haber ingerido una considerable cantidad de Ron o Whisky, lo más probable es que entres al estado conocido como “On Fire”, es decir, el climax de la noche.

Ya todos Activados, como diría cejeperro, nos dirigimos a la pista de baile para no dejarla por un periodo de 2-3 horas. Hasta el día de hoy nadie sabe a ciencia cierta qué pasó sobre ese colmado rectángulo de madera, pero en una reconstrucción de los hechos ,conformada por testigos y flashes, se declaró una amplia victoria palmeña. Esa noche todos concretaron.



Para ya bien entrada la madrugada nos reagrupamos en nuestra mesa inicial, donde aquel Che ronero seguía encargado del Carti. Se tomó un pequeño descanso el cual aplicó para comentarnos su apreciación de los hechos. Al parecer nos tuvo en la mira todo el tiempo. Fue muy grato escuchar comentarios positivos de cada uno de los presentes, el Che Carti confirmó ciertos rumores que no estaban muy claros y finalmente se despidió.

En medio del final de la noche avistamos no muy lejos una mesa que nos invitaba a acercarnos, o al menos eso pensamos. Ejecutamos la aproximación y reconocimos a un par de nuestras nuevas amigas. Nos sentamos a chacotear y a comentar el escándalo que habíamos vivido hace unos momentos, pero la presencia de un man desconocido iba a traer consecuencias, como sospeche desde un principio. Felizmente, notó su presencia de más en la mesa y decidió retirarse. El Jaguar no tardó en seleccionar su nuevo objetivo y tipo galán de TeleFe comenzó a lanzar frases acompañadas de unas caricias de mano. Repentinamente el forastero regresó a la mesa nada más y nada menos que para encontrar a su flaca siendo vulnerable víctima de los encantos del Jaguar. Su respuesta agresiva no se hizo esperar y cometió un grave error. Aplicó un empujón al cuerpo de Gadea invadido de Cartavio y Jager, por lo cual instantes después se podía ver a un calvo cabezón persiguiendo ferozmente a un flacuchento que corría por su vida. Era muy gracioso ver a 2 individuos en terno corriendo por todo el tono, Gadea ya pisándole los talones aplicó una patada voladora que impactó por el costado al fugitivo y recuperado el honor permitió su escape.



Gadea no fue el único que selló la noche con broche de oro. Luego del conflicto decidimos que ya era hora de retirarnos y salimos a chapar taxi. Era hora de el Solo de el chelo. Nuestro querido amigo, cuya apariencia se puede confundir con la del personaje Machin Alberto, consultó a un taxista la tarifa por llevarnos a cada uno a nuestros hogares. Al recibir una respuesta mayor a 2 cifras el chelo decidió que el Taxi nos quería estafar y lo mando a la mierda. El pobre taxista se arrancó no sin antes exclamar su contraataque: “Hacer perder el tiempo chibolo de mierda”. El chelo, que ya se imaginarán en el estado que se encontraba, comenzó una furiosa carrera en dirección hacia el taxi que comenzaba a tomar velocidad. Era un reto entre su maltrecho motor Nissan y las Ex futbolistas piernas de Machín. Como en cámara lenta, y a corta distancia del Taxi en movimiento, el chelo saltó para aplicar la segunda patada voladora de la noche. Mientras volaba por los aires toda persona presente miraba con atención cuestionándose si seria un impacto directo o si el chelo pasaría una de las peores vergüenzas de su vida. El veredicto fue confuso, yo lo consideré como un empate con sabor a perdida para el chelo, ya que su taba vieja llegó a impactar la puerta del pobre taxi amarillo, pero como consecuencia perdió el equilibrio y tuvo una de las caídas más estrepitosas que he visto en mi vida. Luego de unas prolongadas carcajadas nos dimos cuenta que ningún taxi nos iba a llevar a todos, por lo que nos dividimos y la noche culminó.

BONUS



La verdad pensaba omitir esta parte de aquella memorable noche, pero sería injusto ya que he contado las arrochadas de mis secuaces. No podía faltar la hazaña de El Loco, quien se despidió de mí dejándome esta última anécdota para recordar.

A las afueras del tono me quede solo con mi hermano Chito. Nuestra misión era embarcarnos en un Taxi que nos llevaría en un sosegado viaje hasta La Molina; nada malo podía pasar. Mientras esperábamos nos encontramos con 2 señoritas que han pasado por las Palmas en ciertas ocaciones. Eran “Las Gorditas”. Las amigas de Luciana, Natalia y Mónica, quienes nos propusieron compartir un Taxi para economizar, ya que compartíamos destinos cercanos. Atracamos no se por qué y partimos hacia el lejano destino. A mitad de camino la fogosidad comenzó a manifestarse. Por algún motivo me puse cariñoso y comencé a hacerle cariñito a Mónica desde atrás, ella estaba de Shotgun. Para mi sorpresa, ya que tengo entendido que me odia, las caricias fueron correspondidas y también acarició mi mano. El amor aumentó y comencé a hacerle cariño en la cabeza acompañado de declaraciones de amor que ni yo mismo entendía. Así me mantuve por un rato y no recuerdo más.

Obviamente la cosa no queda ahí. Al día siguiente me levanto y me encuentro con Chitin vistiéndose apurado como siempre. Entre comentarios de la noche anterior decidí sincerarme y contarle que no sabía por que mierda me había puesto cariñoso con Mónica. Le comenté que había estado diciendole cosas y acariciándola, no me quedaba otra que reirme, sin embargo, se me cayeron las pelotas cuando me contestó: “Sí huevon fue raraso, yo estaba sentado adelante y de la nada comenzó a acaricearme la cojuda de atrás”. Para los que no la ven, en medio de mi borrachera había ultrajado a mi propio hermano, lo había toqueteado e inclusive recuerdo haberle pedido matrimonio.

Esta fue la última de El Loco, se despidió de manera elegante, sin heridos, y dejándonos un recuerdo muy grato de él.

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