martes, 24 de agosto de 2010

La Conquista


Dedicación/Agradecimiento


Esta historia es dedicada a todos aquellos con los que viví la locura de la ciudad imperial, fue un honor haberme embriagado con ustedes en Cuzco cada noche posible. Agradezco a Juan y Michel por los auspicios económicos, de lo contrario no hubiera podido ir. Si a alguien le cae su chiquita por ahí, no vale picarse, cuando me joden no digo nada, pero esta es mi forma de devolverla.



Capítulo 1: La previa

Todos hemos sido víctimas de nuestra habilidad para organizar planes que finalmente nunca se dan. Siempre ideamos hermosos planes que quedan solo en teoría y promesas, y esta ves parecía ser una más. Se trataba de las fiestas patrias del 2010. Los planes habían pasado desde Miami hasta Las Palmas, así que, en otras palabras, no nos íbamos a ir ni a la San Puta.

A pocos días de la fecha esperada, para ser más precisos el día 26/07, me junté con mis amigos Johnny y Michel a webiar y ver una película. Fuimos a Wong a comprar ingredientes para preparar una escandalosa pizza y al ver un cartel exclamando “Promociones para Cuzco” nos acercamos solo por curiosidad, con indiferencia, pero cierta tensión en nuestras caras evidenciaba la tentación de irnos.


Al escuchar los cómodos precios y con un pie en el avión decidimos que nos íbamos a Cuzco en menos de 24 horas. Para mantener la tradición, obviamente mis padres no sabían nada al respecto, como sabrán por mis reuniones, mi cábala es pedir permiso a último minuto. Inclusive pensé desaparecer y llamarlos desde allá, pues hubiera sido hermoso escuchar la carmosa voz de mi vieja gritar “Diego donde estas!” y poder responder “En Cuzco CTM!”


Después de la pela, la pizza y haber gritado “NOS VAMOS A CUZCO” 137 veces, me retire a mi hogar a hacer mi maleta e informar a mis padres que en 10 horas me iba a conquistar la ciudad imperial con el ejercito más sangriento del litoral asiático.



Capítulo 2: La tazada

Obviamente el escándalo comenzó desde el taxi y el aeropuerto. En el camino casi atropellamos un carretillero, perdí y encontré mi maleta 15 veces y en mi check in por internet había hecho cualquier webada porque aparecía en un vuelo a Chachapoyas. Una amable señorita, al vernos más perdidos que el chelo en Joia, tomó nuestro caso y el chequeo fue altoque.

Una ves en el avión y prensado de Jimmy cual gato por mi miedo a las alturas, dejamos tierra limeña y nos enrumbamos a la legendaria ciudad imperial, la cual pisaría por primera ves. Luego de un hermoso aterrizaje, bajando en diagonal entre montañas y nevados, aterrizamos y comenzó la fiesta. Cada instante en cuzco valía por 3 así que me puse mis lentes de Drag Queen y comenzó la joda. Llegó Juan, quién venía en un vuelo 1 hora después, chapamos taxi y nos dirigimos al hotel. Destrozamos el cuarto y vaciamos el frigo bar. Luego dimos unas vueltas tranquilas por la Plaza principal para hacer algo de “turismo” y regresamos al cuarto; la siesta era fija para recuperar energías.


Unas horas más tarde ya nos encontrábamos listos y perfumados para comenzar la faena. La primera noche contamos con la compañía de un invitado de otro hotel, ese hotel donde se dice que hubo un asalto a mano armada por un emigrante de Cuba, pero eso se verá más adelante. Nuestro invitado, quien suele ser confundido con el Profesor Jirafales y actual responsable de los sueños humedos de Michel, era Carlos Cisneros Cachosousa. Así completamos el cuarteto de los previos y el cuarto se transformó en un Antro.

Saliendo del hotel ya no sabía donde carajo estaba. Solo recuerdo haberle dado indicaciones al taxi de que nos lleve a Larcomar, el resto lo sabe Dios. Dicen los brujos descendientes del mismo Pachacutec que aquella noche fuimos a Mithology. Las tellas no se hicieron de rogar y la noche se puso más confusa aun. Solo recuerdo flashes de la gente arrochando tipo Lima pero a una intensidad 4X. También me impresionó la gran diversidad demográfica, por un lado veías a Mario “Pito flojo” Canepa, y al otro a una hermosa Sueca de 1.90 llamada Inga, me imagino que esa primera noche fluyó como se debe y finalmente a las 6 am. el loco abandonó mi cuerpo y regresamos al hotel.



Capítulo 3: La victoria

Llegó el día esperado, día de la independencia de mi amado Perú, nada más y nada menos que para alegrarnos el desayuno con una hermosa noticia. Un joven de mal vivir había sido capturado en proceso de urto en el hotel de Carlos con balacera y bombas lacrimógenas incluidas. No me preocupaba mucho saber quién era, sino que mis amigos se encuentren bien; pero la preocupación fue aun mayor al leer en los diarios “SE CAPTURA DELINCUENTE CUBANO CON CEJAS DE PERRO”.

En ese momento supe que algo andaba mal. Mi viejo amigo Cazorla podrá explotar inodoros, ser un bebedor de peso, inclusive tener una que otra historia confusa en barranco, pero ladrón jamás. Todo era un corrupto arreglo de la policía para hacerse las chelas por 28. Finalmente, tuvo que hacer llamado a su internacional abogado Juan Gabriel Aliaga, quién llegó a un acuerdo económico con aquellas ratas asquerosas y cejas se despojó inocente de las autoridades, pero la chapa Santi Navaja nos acompañará por siempre.


El momento amargo debía ser olvidado, lamentablemente vivir en un país tan hermoso con el Perú tiene sus consecuencias, no todo es color de rosa. Además, esa noche era el famoso tono de Fallen Angel y las expectativas estaban a más no poder, así que dejamos atrás el inconveniente y nos fuimos a la Plaza a almorzar. No sé qué carajo le darán de comer a las llamas en Cuzco, pero el Bembos era buenaso. Tampoco se si las hamburguesas serán de llama, pero quiero pensar eso para meterle el toque cultural al viaje.

Luego de haber probado llama o alpaca o algo parecido, nos dirigimos a la discoteca Fallen Angel para tramitar el tema de las entradas. Nos recibió Marco, un muchacho de sexualidad alegre, pues esa es la tónica de la discoteca. La entrada al tono era un polo blanco con detalles rojos y unas alitas de angel en la espalda, era mas gay que los que usa Omar Macchi en Aura, pero en fin, estábamos en Cuzco. La sazón de carácter transexual no quedó ahí, no se como accedí a la idea de Michel de volver nuestro atuendo más gay aun, acompañando el polo con un lompa blanco, tabas blancas y mis innovadores lentes adquiridos en El Edén. Esa noche llegó Elliot, quién se unió en los previos y nuevamente salimos doblados hacia el esperado carnaval.


Llegamos al famoso Fallen Angel para encontrarnos con una excelente situación. Los patas habían acaparado la mesa mas grande del local, a 2 metros de la barra y muy bien acompañados. De arranque notamos que sería la mejor noche. Empezamos con unos inocentes vodkas. Chape sitio en la mesa inmediatamente después de servirme mi primer vaso y comenzó la joda. El escandalo no demoró en desatarse, Fallen Angel estaba en llamas. A mi costado una flaca se fue al piso, pero al intentar ayudarla la vimos en carcajadas; todo estaba bien.

Pedrito inició su solo de la noche, se trepo a la mesa (de vidrio), la cual era paralelamente mesa y tapa de una pecera. Su arrochador baile se vio interrumpido por la intervención del dueño del local a punto de sufrir un infarto. Marquito, disfrazado muy cabramente de pavo real o algún ave exótica, se avalanchó sobre nosotros cual madre protegiendo a sus hijos y ordenó a Pedro abandonar la mesa inmediatamente. Luego de ver muchas caras ideando maldades, incluyéndome, recordamos que no estábamos de locales y decidimos ceder. El pajaro con truco se disculpó por la escandalosa intervención, alegando que si le pasaba algo a sus peces se moría, así que todo salió bien y continuó la noche.


Había llegado la hora de ir a rondar. Abandoné la mesa con mi wingman, Santiago “el reo” Balarezo, para dirigirnos a la pista de baile a buscar féminas dispuestas a todo. 5 segundos después Cazorla ya no estaba a mi lado. Por la naturaleza del local podrán comprender que su IQ de levante era superior al mío, sin embargo mi acompañante no demoró en aparecer. Luego de las respectivas chelas en la barra me dirigí a la pista de baile donde pude divisar a la mayoría de los patas en la misma situación, todos se veían alegres y haciendo de las suyas, esa noche todos concretaron.


Un rato después nos reagrupamos en la mesa inicial. Cada uno más chueco que el otro se dió inicio al clásico periodo de la noche en el que entonamos cánticos y contamos lo vivido hasta el momento. Sin embargo, por el hecho de estar en Cuzco debía haber un Plus, un detonante que lleve la situación más allá de lo acostumbrado. Este fue parcialmente la gran idea de Michel de comprar un Tequila y meterle shots tipo toque roll, uno por uno hasta que la botella muera.



Cumplido el objetivo y en un nuevo nivel de alcoholismo llegaron las 11:59 de la noche, instantes previos a la llegada de la independencia del Perú. Esta fue una experiencia digna de aquella noche, era lo que faltaba. Nosotros solemos entonar nuestro himno “Los Piratas” en el climax de la noche, sin embargo esto solo podía ser superado por algo de nivel nacional. A las 12:00 am, luego de un silencio, se escucharon unas trompetas y por primera vez en la vida, junto con toda la discoteca llena de gente de todo el mundo, entonamos a univoz el himno nacional del Perú. El único recuerdo que tengo de cantar el himno era los lunes enmicado y desmayándome a las 8 am bajo el intenso sol del Santa María, así que esta fue una experiencia realmente revolucionaria. Luego del himno y unas danzas y risas más, Fallen Angel comenzó a declinar y decidimos trasladar la joda nuevamente a Mithology. Ahí la noche fue muy parecida a la anterior, tomamos, bailamos, arrochamos y una ves tiezos nos fuimos a dormitar.



Capítulo 4: La captura


Luego de aquel escándalo, como comprenderán, me levanté cual Tutankamon, el ex de Ethel. Parecía una momia volviendo a la vida luego de 3'000 años y con un gran ardor en las piernas, ya que Michel sacó provecho de mi estado indefenso para quemarme todos los pelos de la pierna con un lanzallamas casero. Pensé hacerle alguna maldad como tirar su maleta abierta por la ventana, pero preferí guardármela para el verano 2011, asi que ya sabes Mike, esto queda pendiente.

Miré el reloj y eran las 9 am. No se que chucha hacía despierto, pero lo que más me aterrorizó fue ver a mis roommates cambiándose. La madre de Johnny, para ignorancia mía, había ido a recogernos a las 9 de la madrugada para ir a conocer la ciudad del Cuzco. Obviamente yo pasé a la glamorosa invitación, pero luego de 30 minutos de los clásicos floros de Juan para hacerme sentir obligado, y con Michel al lado apoyándolo como porrista, no me quedó otra que acceder. Todo el camino me quede privado en el asiento de atrás, solo recuerdo un par de cerros y animales en el camino. Para cuando llegamos ya estaba relativamente recuperado y pude conocer un poco.
Fuimos a dar una vuelta por Ollantaytambo, conocimos la chacra, nos quedamos 20 minutos mirándole los huevos a un toro y por fin fuimos a almorzar. Luego fuimos a una intensa pelea de gallos, hubiera sido bonito apostar pero mi capital ya era de $3.00 que los tenía desde Lima. A la tercera pelea salió un pujil que me hizo recordar al flaco. No pude resistir y le aposté el 33.3% de mi capital a Michel a que el flaco sacaba mierda. Bruja vieja me falló y el gallo de mierda termino con la yugular de corbata. Perdí mi dolar, luego lo recuperé, y nos largamos. El paseo había culminado y a golpe de 6 pm. nos regresamos al hotel.



Capítulo 5: El fusilamiento


En la noche, gracias a un envío monetario desde Lima, pude salir a rondar por los bares Cuzqueños. Aquella noche los previos se dieron en un Bar única y exclusivamente de Shots, llamado La Chupitería. Comenzamos las rondas con una atractiva promoción que constaba de 1 litro de varios licores mezclados con Sprite. Nos bajamos la jarra en 5 minutos, era mucho mas leve de lo que parecía. Para subir la intensidad recurrimos a nuestro querido compatriota: el Pisco. Acompañado de limón y sal cumplió su labor perfectamente ya que al #3 me encontraba dentro de la barra tomándome fotos con el Barman.



 Finalmente, sin muchas opciones en mente, volteamos a mirar las pizarras con las listas de tragos y un perturbador dibujo rojo nos llamó la atención a todos. Era la especialidad de la casa, un shot llamado COCHEBOMBA que constaba de todos los tragos mezclados en un shot enorme y venia prendido en llamas. Se tomaba en cañita, y la pendejada era que te lo tenias que acabar antes que la cañita se derrita. Los cochebomba fluyeron ya no me entraba ni 1 solo shot más. Salimos a fumar unos cigarrillos para bajarla y partimos hacia el esperado tono Red Bull.


Llegamos y el local era increíble, en el último piso de un edificio al aire libre, parecido al depa que voy a tener en un par de años en Manhattan. Nuevamente las tellas no se hicieron esperar y todo empezó a fluir. Me encontré con unas amigas de Lima y nos quedamos parloteando un largo rato. El tono RB no fue tan chebre, había pura gente de Lima y la verdad me pareció cualquier Viernes en Aura. Un rato después abandonamos el hermoso edificio para empezar el clásico Tour cusqueño y caímos en los clásicos locales para repetir cuanto escándalo pudiéramos. No recuerdo nada memorable de esa noche, solo haber conocido a un dealer local de Coca quien me tomo cual mejor amigo y me quería poner la vida en juerga. Mi instinto me dijo que detrás de esas invitaciones había algo oscuro. Osea, pensé que me quería hacer sentir comprometido o en deuda con él para quién sabe qué, así que preferí abstenerme y seguir con mi humilde chela.

Quien casi muere aquel día, y quizás se entere al leer esto, fue nuestro amigo Elliot. Este chico pasó por un par de días de extrañas borracheras. Tuvo un Alter Ego irreconocible que no solo casi me hace perder e lvuelo de regreso, sino que no pudo discernir con el hecho de negarle un cigarro y malear a un Dealer local de Cocaína con 2 negrotes ametrallados esperando en la puerta. Tuve que calmarlo y decirle que ya nos íbamos, así que abandonamos el local para regresar a Mithology. Ya todo estaba en muere, el sol a punto de salir y no pudimos entrar de nuevo al tono RB donde quedaban los más necios, asi que la noche culminó y nos retiramos.



Capítulo 6: La fuga

Como sabrán el pasaje lo compré en una gran improvisada. No había notado que mi vuelo de regreso estaba arreglado para el 31 a las 7 am. Es decir, mi descuido, en teoría, me jodía la última noche de gloria. Esa noche debía abstenerme de juerguiar, poner mi despertador a las 5 am. y salir bañadito y con tiempo al aeropuerto; sin embargo, mi naturaleza palmeña y alto puesto en la F.A.F. jamás me lo hubieran permitido, así que deje las mariconadas de lado y salí a reventarla.


La urraca Flores se encargó de dar la noticia a todo Cuzco y comenzaron a correr las apuestas de que perdía el avión. Yo estaba seguro que la hacía, por algo me mantengo entrenado para estas situaciones extremas, pero por si las mocas averigüé cuanto estaba el pasaje de regreso en Bus. Las S/.100 eran afordable, pero las 20 horas de camino no me las bancaba ni calato, así que me metí mi clásico duchaso de 90 minutos aplicado para meditar y concentrarme en la misión. La noche fue muy simpática, mis instintos me hicieron mirar la hora justo a las 4;30 am: era la hora de partir.

Me fui medio carmeado, ya que la falta de tiempo me arrebató la cereza que hubiera encabezado perfectamente mi viaje. Llegué al hotel y no había nadie. Faltaban mas de 2 horas para el vuelo así que prendí la tele y esperé tranquilo la llegada de mis partners. Mi intención no era despedirme con besos y abrazos, sino que, al estar en la quiebra, ellos se habían comprometido en prestarme 50 lucas para el taxi al aeropuerto y el impuesto de salida, pero nos olvidamos. Pasó como 1 hora y nada, así que empecé a ver en Internet que tal eran los asientos del bus que salía esa tarde. No sabía qué hacer, nadie me contestaba porque llamar en Cuzco a un Nextel es una mierda. No me quedó otra que, a las 6 am y desde Cuzco, recurrir a mi viejo compañero de aventuras El Chelo para que nextelee desde Lima que era mejor. Por suerte el chelito justo llegaba a su hogar de una velada limeña y me contestó inmediatamente. A 1 hora del vuelo logró contactar a Michel quién afirmó estar llegando al hotel para entregarme las 50 lucas salvadoras. Al parecer la pesadilla había terminado.


Nuevamente pasaban los minutos y Michel no aparecía. No se si en el camino habrá caído en las seducciones del taxista, pero jamás apareció. A 40 minutos del vuelo apareció Juan, completamente desorbitado, quien se había gastado hasta el último sol en la juerga y su llegada, por increíble que parezca, no solucionaba nada.

El cuarto era un desastre, así que lo pusimos de cabeza, o de pie, quien sabe, la cosa es que entre ripios y monedas logramos recaudar 22.50 soles. Casi me tiro por la ventana para chapar taxi pero sin piernas no podía viajar, así que bajé las escaleras tipo incendio y me tire encima del primer taxi que pasó. El taxista, al igual que yo, estaba en una juergasa, así que tras unas palabras motivadoras me cobró solo 7.00 soles y acompañados de una rica salsa partimos a 270 km/h destino el Aeropuerto.


Llegué a 17 minutos del vuelo, me despedí de mi fugaz amigo más emotivamente que de cualquier otro y llegué a una cola de la san puta. Nuevamente una señorita, al ver mi alarmante situación, me puso primero en la cola y tras unos patrióticos gritos y silbidos pude pasar el chequeo. En el pago de impuestos la cola también era una trola, pero para mi suerte me encontré con 2 amigos del Flaco, con quienes he tomado en alguna oportunidad y nuevamente me colaron. Pagué el tax de 14.00 nuevos soles ajustando mal y pasé.

Salí hecho una huaraca al Gate 04. En todo momento tuve fe plena de que la hacía, siempre me pasan estas cosas y siempre sale todo bien, aunque ya estaba comenzando a dudarla. A unos 300 mts. pude divisar el Gate 04 para encontrarlo con una colita de 5, 6 personas: lo había logrado. Olvidé que en Perú hay que agregarle 20-30 minutos a los compromisos, así que en todo momento estuve sobre la hora. De hecho me di el lujo de comprarme un agua y continuar el camino tranquilo. Me embarqué, experimenté despegar en un avión borracho y a los 5 minutos, luego de tremendo trajín, me quede tieso.

Diego Sayan - 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario