martes, 24 de agosto de 2010

La Conquista


Dedicación/Agradecimiento


Esta historia es dedicada a todos aquellos con los que viví la locura de la ciudad imperial, fue un honor haberme embriagado con ustedes en Cuzco cada noche posible. Agradezco a Juan y Michel por los auspicios económicos, de lo contrario no hubiera podido ir. Si a alguien le cae su chiquita por ahí, no vale picarse, cuando me joden no digo nada, pero esta es mi forma de devolverla.



Capítulo 1: La previa

Todos hemos sido víctimas de nuestra habilidad para organizar planes que finalmente nunca se dan. Siempre ideamos hermosos planes que quedan solo en teoría y promesas, y esta ves parecía ser una más. Se trataba de las fiestas patrias del 2010. Los planes habían pasado desde Miami hasta Las Palmas, así que, en otras palabras, no nos íbamos a ir ni a la San Puta.

A pocos días de la fecha esperada, para ser más precisos el día 26/07, me junté con mis amigos Johnny y Michel a webiar y ver una película. Fuimos a Wong a comprar ingredientes para preparar una escandalosa pizza y al ver un cartel exclamando “Promociones para Cuzco” nos acercamos solo por curiosidad, con indiferencia, pero cierta tensión en nuestras caras evidenciaba la tentación de irnos.


Al escuchar los cómodos precios y con un pie en el avión decidimos que nos íbamos a Cuzco en menos de 24 horas. Para mantener la tradición, obviamente mis padres no sabían nada al respecto, como sabrán por mis reuniones, mi cábala es pedir permiso a último minuto. Inclusive pensé desaparecer y llamarlos desde allá, pues hubiera sido hermoso escuchar la carmosa voz de mi vieja gritar “Diego donde estas!” y poder responder “En Cuzco CTM!”


Después de la pela, la pizza y haber gritado “NOS VAMOS A CUZCO” 137 veces, me retire a mi hogar a hacer mi maleta e informar a mis padres que en 10 horas me iba a conquistar la ciudad imperial con el ejercito más sangriento del litoral asiático.



Capítulo 2: La tazada

Obviamente el escándalo comenzó desde el taxi y el aeropuerto. En el camino casi atropellamos un carretillero, perdí y encontré mi maleta 15 veces y en mi check in por internet había hecho cualquier webada porque aparecía en un vuelo a Chachapoyas. Una amable señorita, al vernos más perdidos que el chelo en Joia, tomó nuestro caso y el chequeo fue altoque.

Una ves en el avión y prensado de Jimmy cual gato por mi miedo a las alturas, dejamos tierra limeña y nos enrumbamos a la legendaria ciudad imperial, la cual pisaría por primera ves. Luego de un hermoso aterrizaje, bajando en diagonal entre montañas y nevados, aterrizamos y comenzó la fiesta. Cada instante en cuzco valía por 3 así que me puse mis lentes de Drag Queen y comenzó la joda. Llegó Juan, quién venía en un vuelo 1 hora después, chapamos taxi y nos dirigimos al hotel. Destrozamos el cuarto y vaciamos el frigo bar. Luego dimos unas vueltas tranquilas por la Plaza principal para hacer algo de “turismo” y regresamos al cuarto; la siesta era fija para recuperar energías.


Unas horas más tarde ya nos encontrábamos listos y perfumados para comenzar la faena. La primera noche contamos con la compañía de un invitado de otro hotel, ese hotel donde se dice que hubo un asalto a mano armada por un emigrante de Cuba, pero eso se verá más adelante. Nuestro invitado, quien suele ser confundido con el Profesor Jirafales y actual responsable de los sueños humedos de Michel, era Carlos Cisneros Cachosousa. Así completamos el cuarteto de los previos y el cuarto se transformó en un Antro.

Saliendo del hotel ya no sabía donde carajo estaba. Solo recuerdo haberle dado indicaciones al taxi de que nos lleve a Larcomar, el resto lo sabe Dios. Dicen los brujos descendientes del mismo Pachacutec que aquella noche fuimos a Mithology. Las tellas no se hicieron de rogar y la noche se puso más confusa aun. Solo recuerdo flashes de la gente arrochando tipo Lima pero a una intensidad 4X. También me impresionó la gran diversidad demográfica, por un lado veías a Mario “Pito flojo” Canepa, y al otro a una hermosa Sueca de 1.90 llamada Inga, me imagino que esa primera noche fluyó como se debe y finalmente a las 6 am. el loco abandonó mi cuerpo y regresamos al hotel.



Capítulo 3: La victoria

Llegó el día esperado, día de la independencia de mi amado Perú, nada más y nada menos que para alegrarnos el desayuno con una hermosa noticia. Un joven de mal vivir había sido capturado en proceso de urto en el hotel de Carlos con balacera y bombas lacrimógenas incluidas. No me preocupaba mucho saber quién era, sino que mis amigos se encuentren bien; pero la preocupación fue aun mayor al leer en los diarios “SE CAPTURA DELINCUENTE CUBANO CON CEJAS DE PERRO”.

En ese momento supe que algo andaba mal. Mi viejo amigo Cazorla podrá explotar inodoros, ser un bebedor de peso, inclusive tener una que otra historia confusa en barranco, pero ladrón jamás. Todo era un corrupto arreglo de la policía para hacerse las chelas por 28. Finalmente, tuvo que hacer llamado a su internacional abogado Juan Gabriel Aliaga, quién llegó a un acuerdo económico con aquellas ratas asquerosas y cejas se despojó inocente de las autoridades, pero la chapa Santi Navaja nos acompañará por siempre.


El momento amargo debía ser olvidado, lamentablemente vivir en un país tan hermoso con el Perú tiene sus consecuencias, no todo es color de rosa. Además, esa noche era el famoso tono de Fallen Angel y las expectativas estaban a más no poder, así que dejamos atrás el inconveniente y nos fuimos a la Plaza a almorzar. No sé qué carajo le darán de comer a las llamas en Cuzco, pero el Bembos era buenaso. Tampoco se si las hamburguesas serán de llama, pero quiero pensar eso para meterle el toque cultural al viaje.

Luego de haber probado llama o alpaca o algo parecido, nos dirigimos a la discoteca Fallen Angel para tramitar el tema de las entradas. Nos recibió Marco, un muchacho de sexualidad alegre, pues esa es la tónica de la discoteca. La entrada al tono era un polo blanco con detalles rojos y unas alitas de angel en la espalda, era mas gay que los que usa Omar Macchi en Aura, pero en fin, estábamos en Cuzco. La sazón de carácter transexual no quedó ahí, no se como accedí a la idea de Michel de volver nuestro atuendo más gay aun, acompañando el polo con un lompa blanco, tabas blancas y mis innovadores lentes adquiridos en El Edén. Esa noche llegó Elliot, quién se unió en los previos y nuevamente salimos doblados hacia el esperado carnaval.


Llegamos al famoso Fallen Angel para encontrarnos con una excelente situación. Los patas habían acaparado la mesa mas grande del local, a 2 metros de la barra y muy bien acompañados. De arranque notamos que sería la mejor noche. Empezamos con unos inocentes vodkas. Chape sitio en la mesa inmediatamente después de servirme mi primer vaso y comenzó la joda. El escandalo no demoró en desatarse, Fallen Angel estaba en llamas. A mi costado una flaca se fue al piso, pero al intentar ayudarla la vimos en carcajadas; todo estaba bien.

Pedrito inició su solo de la noche, se trepo a la mesa (de vidrio), la cual era paralelamente mesa y tapa de una pecera. Su arrochador baile se vio interrumpido por la intervención del dueño del local a punto de sufrir un infarto. Marquito, disfrazado muy cabramente de pavo real o algún ave exótica, se avalanchó sobre nosotros cual madre protegiendo a sus hijos y ordenó a Pedro abandonar la mesa inmediatamente. Luego de ver muchas caras ideando maldades, incluyéndome, recordamos que no estábamos de locales y decidimos ceder. El pajaro con truco se disculpó por la escandalosa intervención, alegando que si le pasaba algo a sus peces se moría, así que todo salió bien y continuó la noche.


Había llegado la hora de ir a rondar. Abandoné la mesa con mi wingman, Santiago “el reo” Balarezo, para dirigirnos a la pista de baile a buscar féminas dispuestas a todo. 5 segundos después Cazorla ya no estaba a mi lado. Por la naturaleza del local podrán comprender que su IQ de levante era superior al mío, sin embargo mi acompañante no demoró en aparecer. Luego de las respectivas chelas en la barra me dirigí a la pista de baile donde pude divisar a la mayoría de los patas en la misma situación, todos se veían alegres y haciendo de las suyas, esa noche todos concretaron.


Un rato después nos reagrupamos en la mesa inicial. Cada uno más chueco que el otro se dió inicio al clásico periodo de la noche en el que entonamos cánticos y contamos lo vivido hasta el momento. Sin embargo, por el hecho de estar en Cuzco debía haber un Plus, un detonante que lleve la situación más allá de lo acostumbrado. Este fue parcialmente la gran idea de Michel de comprar un Tequila y meterle shots tipo toque roll, uno por uno hasta que la botella muera.



Cumplido el objetivo y en un nuevo nivel de alcoholismo llegaron las 11:59 de la noche, instantes previos a la llegada de la independencia del Perú. Esta fue una experiencia digna de aquella noche, era lo que faltaba. Nosotros solemos entonar nuestro himno “Los Piratas” en el climax de la noche, sin embargo esto solo podía ser superado por algo de nivel nacional. A las 12:00 am, luego de un silencio, se escucharon unas trompetas y por primera vez en la vida, junto con toda la discoteca llena de gente de todo el mundo, entonamos a univoz el himno nacional del Perú. El único recuerdo que tengo de cantar el himno era los lunes enmicado y desmayándome a las 8 am bajo el intenso sol del Santa María, así que esta fue una experiencia realmente revolucionaria. Luego del himno y unas danzas y risas más, Fallen Angel comenzó a declinar y decidimos trasladar la joda nuevamente a Mithology. Ahí la noche fue muy parecida a la anterior, tomamos, bailamos, arrochamos y una ves tiezos nos fuimos a dormitar.



Capítulo 4: La captura


Luego de aquel escándalo, como comprenderán, me levanté cual Tutankamon, el ex de Ethel. Parecía una momia volviendo a la vida luego de 3'000 años y con un gran ardor en las piernas, ya que Michel sacó provecho de mi estado indefenso para quemarme todos los pelos de la pierna con un lanzallamas casero. Pensé hacerle alguna maldad como tirar su maleta abierta por la ventana, pero preferí guardármela para el verano 2011, asi que ya sabes Mike, esto queda pendiente.

Miré el reloj y eran las 9 am. No se que chucha hacía despierto, pero lo que más me aterrorizó fue ver a mis roommates cambiándose. La madre de Johnny, para ignorancia mía, había ido a recogernos a las 9 de la madrugada para ir a conocer la ciudad del Cuzco. Obviamente yo pasé a la glamorosa invitación, pero luego de 30 minutos de los clásicos floros de Juan para hacerme sentir obligado, y con Michel al lado apoyándolo como porrista, no me quedó otra que acceder. Todo el camino me quede privado en el asiento de atrás, solo recuerdo un par de cerros y animales en el camino. Para cuando llegamos ya estaba relativamente recuperado y pude conocer un poco.
Fuimos a dar una vuelta por Ollantaytambo, conocimos la chacra, nos quedamos 20 minutos mirándole los huevos a un toro y por fin fuimos a almorzar. Luego fuimos a una intensa pelea de gallos, hubiera sido bonito apostar pero mi capital ya era de $3.00 que los tenía desde Lima. A la tercera pelea salió un pujil que me hizo recordar al flaco. No pude resistir y le aposté el 33.3% de mi capital a Michel a que el flaco sacaba mierda. Bruja vieja me falló y el gallo de mierda termino con la yugular de corbata. Perdí mi dolar, luego lo recuperé, y nos largamos. El paseo había culminado y a golpe de 6 pm. nos regresamos al hotel.



Capítulo 5: El fusilamiento


En la noche, gracias a un envío monetario desde Lima, pude salir a rondar por los bares Cuzqueños. Aquella noche los previos se dieron en un Bar única y exclusivamente de Shots, llamado La Chupitería. Comenzamos las rondas con una atractiva promoción que constaba de 1 litro de varios licores mezclados con Sprite. Nos bajamos la jarra en 5 minutos, era mucho mas leve de lo que parecía. Para subir la intensidad recurrimos a nuestro querido compatriota: el Pisco. Acompañado de limón y sal cumplió su labor perfectamente ya que al #3 me encontraba dentro de la barra tomándome fotos con el Barman.



 Finalmente, sin muchas opciones en mente, volteamos a mirar las pizarras con las listas de tragos y un perturbador dibujo rojo nos llamó la atención a todos. Era la especialidad de la casa, un shot llamado COCHEBOMBA que constaba de todos los tragos mezclados en un shot enorme y venia prendido en llamas. Se tomaba en cañita, y la pendejada era que te lo tenias que acabar antes que la cañita se derrita. Los cochebomba fluyeron ya no me entraba ni 1 solo shot más. Salimos a fumar unos cigarrillos para bajarla y partimos hacia el esperado tono Red Bull.


Llegamos y el local era increíble, en el último piso de un edificio al aire libre, parecido al depa que voy a tener en un par de años en Manhattan. Nuevamente las tellas no se hicieron esperar y todo empezó a fluir. Me encontré con unas amigas de Lima y nos quedamos parloteando un largo rato. El tono RB no fue tan chebre, había pura gente de Lima y la verdad me pareció cualquier Viernes en Aura. Un rato después abandonamos el hermoso edificio para empezar el clásico Tour cusqueño y caímos en los clásicos locales para repetir cuanto escándalo pudiéramos. No recuerdo nada memorable de esa noche, solo haber conocido a un dealer local de Coca quien me tomo cual mejor amigo y me quería poner la vida en juerga. Mi instinto me dijo que detrás de esas invitaciones había algo oscuro. Osea, pensé que me quería hacer sentir comprometido o en deuda con él para quién sabe qué, así que preferí abstenerme y seguir con mi humilde chela.

Quien casi muere aquel día, y quizás se entere al leer esto, fue nuestro amigo Elliot. Este chico pasó por un par de días de extrañas borracheras. Tuvo un Alter Ego irreconocible que no solo casi me hace perder e lvuelo de regreso, sino que no pudo discernir con el hecho de negarle un cigarro y malear a un Dealer local de Cocaína con 2 negrotes ametrallados esperando en la puerta. Tuve que calmarlo y decirle que ya nos íbamos, así que abandonamos el local para regresar a Mithology. Ya todo estaba en muere, el sol a punto de salir y no pudimos entrar de nuevo al tono RB donde quedaban los más necios, asi que la noche culminó y nos retiramos.



Capítulo 6: La fuga

Como sabrán el pasaje lo compré en una gran improvisada. No había notado que mi vuelo de regreso estaba arreglado para el 31 a las 7 am. Es decir, mi descuido, en teoría, me jodía la última noche de gloria. Esa noche debía abstenerme de juerguiar, poner mi despertador a las 5 am. y salir bañadito y con tiempo al aeropuerto; sin embargo, mi naturaleza palmeña y alto puesto en la F.A.F. jamás me lo hubieran permitido, así que deje las mariconadas de lado y salí a reventarla.


La urraca Flores se encargó de dar la noticia a todo Cuzco y comenzaron a correr las apuestas de que perdía el avión. Yo estaba seguro que la hacía, por algo me mantengo entrenado para estas situaciones extremas, pero por si las mocas averigüé cuanto estaba el pasaje de regreso en Bus. Las S/.100 eran afordable, pero las 20 horas de camino no me las bancaba ni calato, así que me metí mi clásico duchaso de 90 minutos aplicado para meditar y concentrarme en la misión. La noche fue muy simpática, mis instintos me hicieron mirar la hora justo a las 4;30 am: era la hora de partir.

Me fui medio carmeado, ya que la falta de tiempo me arrebató la cereza que hubiera encabezado perfectamente mi viaje. Llegué al hotel y no había nadie. Faltaban mas de 2 horas para el vuelo así que prendí la tele y esperé tranquilo la llegada de mis partners. Mi intención no era despedirme con besos y abrazos, sino que, al estar en la quiebra, ellos se habían comprometido en prestarme 50 lucas para el taxi al aeropuerto y el impuesto de salida, pero nos olvidamos. Pasó como 1 hora y nada, así que empecé a ver en Internet que tal eran los asientos del bus que salía esa tarde. No sabía qué hacer, nadie me contestaba porque llamar en Cuzco a un Nextel es una mierda. No me quedó otra que, a las 6 am y desde Cuzco, recurrir a mi viejo compañero de aventuras El Chelo para que nextelee desde Lima que era mejor. Por suerte el chelito justo llegaba a su hogar de una velada limeña y me contestó inmediatamente. A 1 hora del vuelo logró contactar a Michel quién afirmó estar llegando al hotel para entregarme las 50 lucas salvadoras. Al parecer la pesadilla había terminado.


Nuevamente pasaban los minutos y Michel no aparecía. No se si en el camino habrá caído en las seducciones del taxista, pero jamás apareció. A 40 minutos del vuelo apareció Juan, completamente desorbitado, quien se había gastado hasta el último sol en la juerga y su llegada, por increíble que parezca, no solucionaba nada.

El cuarto era un desastre, así que lo pusimos de cabeza, o de pie, quien sabe, la cosa es que entre ripios y monedas logramos recaudar 22.50 soles. Casi me tiro por la ventana para chapar taxi pero sin piernas no podía viajar, así que bajé las escaleras tipo incendio y me tire encima del primer taxi que pasó. El taxista, al igual que yo, estaba en una juergasa, así que tras unas palabras motivadoras me cobró solo 7.00 soles y acompañados de una rica salsa partimos a 270 km/h destino el Aeropuerto.


Llegué a 17 minutos del vuelo, me despedí de mi fugaz amigo más emotivamente que de cualquier otro y llegué a una cola de la san puta. Nuevamente una señorita, al ver mi alarmante situación, me puso primero en la cola y tras unos patrióticos gritos y silbidos pude pasar el chequeo. En el pago de impuestos la cola también era una trola, pero para mi suerte me encontré con 2 amigos del Flaco, con quienes he tomado en alguna oportunidad y nuevamente me colaron. Pagué el tax de 14.00 nuevos soles ajustando mal y pasé.

Salí hecho una huaraca al Gate 04. En todo momento tuve fe plena de que la hacía, siempre me pasan estas cosas y siempre sale todo bien, aunque ya estaba comenzando a dudarla. A unos 300 mts. pude divisar el Gate 04 para encontrarlo con una colita de 5, 6 personas: lo había logrado. Olvidé que en Perú hay que agregarle 20-30 minutos a los compromisos, así que en todo momento estuve sobre la hora. De hecho me di el lujo de comprarme un agua y continuar el camino tranquilo. Me embarqué, experimenté despegar en un avión borracho y a los 5 minutos, luego de tremendo trajín, me quede tieso.

Diego Sayan - 2010

jueves, 24 de junio de 2010

The usual suspects

dedicada al maestro Keyser Söze..

“...toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.”



Capítulo 1: Antecedentes

Mucha gente llegó a Las Palmas en pañales. Con el paso de los años, algunos se perdieron o nunca más regresaron, mientras que otros perduraron y fueron resaltando entre los demás debido a comportamientos inusuales. Estas conductas no era precisamente familiares al terrorismo, sin embargo, tampoco eran dignas de ser admiradas por la mayoría de gente. Entre las de mayor secuela recuerdo la que lanzó a la fama a nuestro querido Travis Pastrana Balarezo, quien a su corta edad detonó un water del club utilizando gasolina. También recuerdo mi ventanita mágica de la bodega, a través de la cual salían volando productos; era realmente un misterio. Cuentan que los Domingos a las 3 a.m. en la playa, sentada en la Torre 2 de los salvavidas, yace una bruja con un intimidante y llamativo anillo, el cual que no debes mirar. Esta paradójica dama dice ser la responsable de este fenómeno y de muchos otros acontecimientos paranormales que han tomado lugar en Las Palmas.

De esta manera se fue conformando la famosa Lista Negra de la playa. Su existencia física nunca ha sido comprobada, ni lo contrario. Tanto ella como sus integrantes son un mito que circula hace años por el club y no se ha llegado a revelar. Esto se debe al clemente beneficio de la duda, pues varios personajes han evadido severas consecuencias gracias a la aplicación de un alias. El más burlesco que me viene a la mente es el aplicado por el colega Rizo-Patrón en el 2008, quien eludió una fuerte intervención de autoridades identificándose como Rafael Nadal.



Capítulo 2: El Golpe


Era la invernal época de Otoño, a finales del Mes de Julio. Palmas no encontraba más que soledad día a día. Sin embargo, gracias al recordado Don José de San Martín, llega la alentadora semana conocida como fiestas patrias o “el 28”. Años atrás, solíamos pasar 28 en Palmas con nuestras familias, pero esta tradición ha sido suplida por viajes o impedida por temas laborales.

Era nuestra última noche de fiestas patrias y económicamente ya no contábamos con un ripio. Nuestra relación con el alcohol se encontraba en sus emocionantes inicios, por lo cual su ausencia frustraba la situación. Cuando ya casi habíamos tirado la toalla convocamos una reunión de comité para tomar una decisión. Solo reclutamos a los palmeños con calle en el arte del crimen, pues para esta misión no podíamos confiar en ningún cantante de ducha.



La misión fue ideada por la La FAF: Yo, Gadea y Cazorla. Iba a realizarse en territorio Coqueño, la playa vecina. En aquellas épocas era nuestro archienemigo debido a los enfrentamientos de carnavales y una reciente derrota en la final del Interplayas. El lugar de los hechos sería el restaurante El Buzo. El objetivo de la misión era irrumpir en el local a la 1 a.m. y sustraer bebidas alcohólicas y uno que otro souvenir, los cuales declaramos como trofeos de guerra. Solo algo me intranquilizaba. Ese verano conocimos a un emigrante de Arequipa llamado Gian Carlo. Me cayó bien, pero mi instinto no se dejaba convencer y nunca me inspiró mucha confianza. Lamentablemente, se infiltró en la comitiva asignada para dar el golpe, alegando gran experiencia y comprometiéndose a cumplir con todo pacto de mantener el orden y la lealtad. Inclusive este nuevo incauto intentó darme instrucciones de cómo proceder, las cuales ignoré por completo. Nunca acepté de corazón su participación, pero la mayoría decidió integrarlo y lo tuve que asimilar.

Llegada la hora nos reunimos en el malecón. La brisa del mar palmeño nos dio un karma positivo y enrumbamos encapuchados a realizar el trabajo. La cuadrilla estaba conformada por Sayán, Gadea, Del Risco, León, Balarezo, Gian Carlo y el recordado Rich “La Richarda” Barrantes, colega que yace en el penal de Piedras Gordas debido a un degenere de este tipo de actividades. Una vez rodeado el local y todos en posición, comenzó el desafío; el tiempo pasaba muy rápido y subía la adrenalina. Para empezar se tomó en cuenta la seguridad. Reconocimos la mejor posición del perímetro para colocar a nuestro vocero: La Richarda. Él, por ser el único con celular aparte de Gian Carlo, iba a cumplir la labor de campana por si teníamos compañía y debíamos efectuar un una fuga.

Con todo en orden decidimos que era hora del siguiente paso. Enviamos a nuestro especialista en ingresos forzosos: El Chelo, quien justifica sus rasgos felinos con habilidades de la misma naturaleza. A los pocos minutos cumplió con su parte del trabajo: detectó un pequeño orificio en la pared frontal por donde se escabulló cual gato y quitó el seguro de la puerta. Culminado el segundo objetivo esperamos un rato para no levantar sospechas. No había apuro, total, la puerta hacia el éxito ya estaba abierta y Rich nos estaba cubriendo las espaldas.


Todo estaba yendo bien, por lo que decidimos dar el siguiente paso. Este era el más riesgoso, ya que constaba de ingresar uno por uno al local. Decidimos efectuarlo y en medio de la maniobra sonó el celular de GC: habían problemas. Rich informó sobre un grupo de Wachimanes acercándose rápidamente hacia nuestra posición. Según el protocolo debíamos abortar la misión y huir hacia Kapala, sin embargo, El Chelo estaba solo en la “Dead Zone” y no lo podíamos abandonar. Esta fue la hora de la verdad, donde diferencias a los judas de los hermanos. Desde niño he tenido un don que denomino como Ratologo. Tengo una habilidad especial para identificar ratas y aislarlas de todo plan o delegación de confianza. Nuestro querido amigo Gian Carlo, al escuchar la noticia, salió corriendo hacia Palmas haciendo un escándalo y poniendo en evidencia lo que estaba sucediendo. Los demás, nunca pensamos en dejar al Chelo abandonado, por lo que nos sentamos en el restaurante como conversando y decidimos afrontar a los Wachimanes e intentar salvar la misión. Llegaron y comenzaron las preguntas. Tuvimos una tensa charla alegando que éramos asociados y que el ruido fue de un idiota que no conocíamos. A los pocos minutos, que parecieron horas, recobraron la serenidad y decidieron retirarse. Tras esto, pusimos en la mesa la opción de abortar, pero nadie se quiso rendir, y más nerviosos que nunca decidimos proceder con el plan.

Por fin pudimos irrumpir en el local. El Chelo se estaba muriendo, pero al darle la noticia se reconfortó. Yo estaba demasiado nervioso, mi vida estaba en juego, pero de repente pensé ‘ya no sé qué esta pasando, no lo controlo, esto me fluye natural’. Una ves que realice eso, comenzamos la expedición y todo fue saliendo. Fuimos encontrando hermosos trofeos, una que otra cajetilla de cigarro y, finalmente, el botín: bajo el mostrador principal vimos 1 caja llena de vodka Smirnoff.

Nos colocamos lo recaudado entre las prendas y partes del cuerpo, estábamos listos para el escape. Lamentablemente, estábamos a ciegas por afuera, ya que el traidor Gian Carlo nos dejó incomunicados con nuestro vocero. Milagrosamente, Rich, al notar cierta anomalía en el plan, verificó que no hayan moros en la costa y regresó heroicamente a la puerta del restaurante. Empezó a llamarnos y dijo “Oe ya salgan! No hay nadie!”. Estas palabras fueron como secarme una chela templada luego de caminar 6 horas por el desierto. Automáticamente salimos por la puerta, nos dirigimos a paso ligero hacia Kapala, y retornamos victoriosos a Las Palmas por la playa. La misión fue un éxito.


Capítulo 3: The usual suspects


La mañana siguiente me levanté más resaqueado que nunca. A decir verdad, ya era la tarde, pues toda la mañana habíamos seguido celebrando el triunfo con aquellos Vodkas y Tampicos. Más entrada la tarde, luego del reconfortante marzaso y almuerzo, llegó la noticia a Palmas de lo ocurrido la noche anterior. No había ninguna prueba, acusación o testigo que indicara nuestra culpa, pero desde el día que nacimos ya estábamos destinados a ser los sospechosos #1 de aquel suceso; por lo tanto, estábamos preparados.


Nos citaron a todos a la oficina de Cocos a las 6 p.m. Asistimos puntuales, confundidos y desconcertados por lo que había ocurrido. El primer intento de resolver el caso fue sencillo y clásico, nos preguntaron de frente si éramos los responsables y muy sorprendidos lo negamos todo. Debido a nuestros antecedentes, los directivos estaban plenamente seguros de nuestra culpa, pero gracias a la doblemente afilada burocracia, a falta de pruebas, éramos plenamente inocentes.

Al no darles la satisfacción a los encargados, decidieron interrogarnos a uno por uno dentro de la oficina, así que accedimos sin problemas ya que teníamos una sólida coartada salvadora. Llegó mi turno de ser interrogado. Entré confiado y comencé a hacer lo que debía, pero toda la presión y cizaña que intentaba ponerme encima el investigador comenzó a generar preguntas y dudas en mi cabeza. Con una farsa tras otra intentaba hacerme comentar algo que nos hundiera a todos, pero en el fondo sabía que todo estaba planeado. Mi camarada Gadea había dado su versión antes que yo y su lealtad intentaba ser puesta en duda por el verdugo una y otra ves, pero nada perturbó mi cabeza; Gadea es fiel como un perro. Esta suele ser una estrategia tajante para hacer caer al interrogado, siempre funciona con algún enclenque, pero no con nosotros; entre los palmeños de siempre no hay ratas.

Así nos hicieron perder el tiempo hasta aproximadamente las 8 p.m. Más tarde, se reanudó la investigación sorpresivamente en mi casa, acompañada de algunos padres de familia de los involucrados, pero seguimos apegándonos al plan y el resultado fue el mismo.

Llegada la hora de partir a Lima puso fin al proceso y salimos impunes de aquellas falsas acusaciones. Estábamos indignados por tremenda delación de parte de la playa rival, así que recibimos las disculpas del caso y tema cerrado. Hasta el día de hoy gozamos de aquellos trofeos en reuniones palmeñas. Como podrán notar, cuando previamos donde Gadea la hielera es un glorioso valde de Heineken capturado aquel glorioso día; al igual, en mis reuniones, las mesas se ven invadidas de coloridos ceniceros de Marlboro o Lucky Strike. Los Cocos nos quitó la fugaz alegría de campeonar el Interplayas una vez más, pero en el partido de vuelta nos llevamos otra monumentalmente mayor, ya que ha perdurado por los años hasta la actualidad.


Diego Sayan - 2010

jueves, 17 de junio de 2010

The Bastards

En memoria a El Loco...

Eran épocas invernales donde escasean las juergas dignas de ser plasmadas en una historia. Estábamos atravezando una de las peores rachas en las que todos los planes se reducen a Larcomar. Para nuestra suerte nuestro regordete amigo Rolo, aplicado estudiante de medicina de la San Martín, nos pasó la voz de un tono de su facultad que se llevaría a cabo ese fin de semana. Ojo al detalle, era una fiesta de gala, es decir, en saco, corbata y ajustados vestidos.

La idea no pintó mucho al comienzo, ya que no conocemos a casi nadie de esa universidad. Pero al pasar la idea por el consejo de la FAF notamos que un cambio no nos caería nada mal y al chino le dimos el SI.


La comitiva no podía ser mejor, éramos Diego ‘el loco’ Sayan, (así me decían en ese entonces), Diego ‘el jaguar’ Gadea, Santiago ‘cejas de perro’ Balarezo, Rolando ‘chanchino’ Del Risco, Rodrigo ‘chito’ Sayan y Gonzalo ‘el chelo’ León. A las 9 pm. ya nos encontrábamos todas las joyas reunidos en mi casa para vestirnos y previar. Me motivaba un culo el hecho de que sea en terno, tipo 15. Estaba con mis mejores amigos de toda la vida 7 años después burlándonos de mis zapatos y rompiéndole los huevos a Gadea para que me haga el nudo de la corbata. Una ves vestidos tipo Los Soprano nos ubicamos en la sala a esperar la hora y planear las hazañas.

Muerto el Black salimos a chapar taxi y nos enrumbamos hacia la mejor juerga que íbamos a tener por un largo tiempo. Llegamos al Castillo Real Felipe y lo primero que se me vino a la cabeza fue que si había alguna gresca nos jodíamos todos porque había 20 mil cachacos con metralletas y bazucas cuidando el perímetro. El loco estaba advertido, y de muerte. La otra joda era que habían unas 3 mil almas en la puerta conformando una cola más larga que la muralla china. Milagrosamente percibimos la presencia de un alma palmeña a la redonda. Al mirarlo no confirmabamos su identidad, pero tenía un fuerte parecido al conductor Jaime Bayly. Luego de una acomodada de pelo y un giro a la Zoolander, identificamos al susodicho. Era Luis Dongo de Villena, quién para ignorancia nuestra era el organizador del evento. Luis, a.k.a. La Papa o Finch, nos hizo ingresar sin mayores molestias y comenzó la faena.

Como fieles roneros nos colocamos en una mesa a 0.70 metros de la barra de Cartavio. Atendía un argentino muy buena onda quién iba a terminar siendo uno más de la joda y contador oficial de vasos. Los primeros Cartis de la noche fueron de pie, mirando tipo halcones hacia la pista de baile. El clásico análisis de la situación. Primera chelada de la noche: Machín me tiró un ron encima. Estaba mojado y oliendo a ron pero nada me iba a carmear. Segunda chelada de la noche: el chelo tira su pucho en muere e impacta en mi ojo derecho. Tampoco me iba a carmear a pesar de tener la iris achicharrada. Tercera chelada de la noche felizmente no hubo porque el Chelo estaría enterrado.



Luego de la aderezada ronera fuimos a rondar por el tono, con objetivo de infiltrarnos en un grupo superior numéricamente y con jugadores de ambos equipos. Rolo nos presentó a su gente de la universidad y la joda comenzó a ponerse bonita. La pista de baile no tuvo importancia, las danzas tomaron lugar en la esquina que acaparamos. Comenzaron los secos, los shots y la alegría. En eso el Jaguar me pregunta la hora, sorpresivamente recién eran las 12 am.; nos esperaba una larga noche.

Los Palmeños y los San Martinsences ya éramos uno, todo fluia chebre tipo TLC, pero como misionarios natos no nos podíamos quedar tantas horas en una esquina y fuimos a inspeccionar por los alrededores del toldo. Para nuestra sorpresa había una zona muy acogedora, con sillones, puffs y para remate una barra de Jagermeister. Lamentablemente, el Jager si costaba, pero nada nos iba a detener y le dimos curso. Como sabrán los experimentados consumidores de Jager, esta inocente bebida es un arma de doble filo. Para ponerla fácil, si tomas Jager después de haber ingerido una considerable cantidad de Ron o Whisky, lo más probable es que entres al estado conocido como “On Fire”, es decir, el climax de la noche.

Ya todos Activados, como diría cejeperro, nos dirigimos a la pista de baile para no dejarla por un periodo de 2-3 horas. Hasta el día de hoy nadie sabe a ciencia cierta qué pasó sobre ese colmado rectángulo de madera, pero en una reconstrucción de los hechos ,conformada por testigos y flashes, se declaró una amplia victoria palmeña. Esa noche todos concretaron.



Para ya bien entrada la madrugada nos reagrupamos en nuestra mesa inicial, donde aquel Che ronero seguía encargado del Carti. Se tomó un pequeño descanso el cual aplicó para comentarnos su apreciación de los hechos. Al parecer nos tuvo en la mira todo el tiempo. Fue muy grato escuchar comentarios positivos de cada uno de los presentes, el Che Carti confirmó ciertos rumores que no estaban muy claros y finalmente se despidió.

En medio del final de la noche avistamos no muy lejos una mesa que nos invitaba a acercarnos, o al menos eso pensamos. Ejecutamos la aproximación y reconocimos a un par de nuestras nuevas amigas. Nos sentamos a chacotear y a comentar el escándalo que habíamos vivido hace unos momentos, pero la presencia de un man desconocido iba a traer consecuencias, como sospeche desde un principio. Felizmente, notó su presencia de más en la mesa y decidió retirarse. El Jaguar no tardó en seleccionar su nuevo objetivo y tipo galán de TeleFe comenzó a lanzar frases acompañadas de unas caricias de mano. Repentinamente el forastero regresó a la mesa nada más y nada menos que para encontrar a su flaca siendo vulnerable víctima de los encantos del Jaguar. Su respuesta agresiva no se hizo esperar y cometió un grave error. Aplicó un empujón al cuerpo de Gadea invadido de Cartavio y Jager, por lo cual instantes después se podía ver a un calvo cabezón persiguiendo ferozmente a un flacuchento que corría por su vida. Era muy gracioso ver a 2 individuos en terno corriendo por todo el tono, Gadea ya pisándole los talones aplicó una patada voladora que impactó por el costado al fugitivo y recuperado el honor permitió su escape.



Gadea no fue el único que selló la noche con broche de oro. Luego del conflicto decidimos que ya era hora de retirarnos y salimos a chapar taxi. Era hora de el Solo de el chelo. Nuestro querido amigo, cuya apariencia se puede confundir con la del personaje Machin Alberto, consultó a un taxista la tarifa por llevarnos a cada uno a nuestros hogares. Al recibir una respuesta mayor a 2 cifras el chelo decidió que el Taxi nos quería estafar y lo mando a la mierda. El pobre taxista se arrancó no sin antes exclamar su contraataque: “Hacer perder el tiempo chibolo de mierda”. El chelo, que ya se imaginarán en el estado que se encontraba, comenzó una furiosa carrera en dirección hacia el taxi que comenzaba a tomar velocidad. Era un reto entre su maltrecho motor Nissan y las Ex futbolistas piernas de Machín. Como en cámara lenta, y a corta distancia del Taxi en movimiento, el chelo saltó para aplicar la segunda patada voladora de la noche. Mientras volaba por los aires toda persona presente miraba con atención cuestionándose si seria un impacto directo o si el chelo pasaría una de las peores vergüenzas de su vida. El veredicto fue confuso, yo lo consideré como un empate con sabor a perdida para el chelo, ya que su taba vieja llegó a impactar la puerta del pobre taxi amarillo, pero como consecuencia perdió el equilibrio y tuvo una de las caídas más estrepitosas que he visto en mi vida. Luego de unas prolongadas carcajadas nos dimos cuenta que ningún taxi nos iba a llevar a todos, por lo que nos dividimos y la noche culminó.

BONUS



La verdad pensaba omitir esta parte de aquella memorable noche, pero sería injusto ya que he contado las arrochadas de mis secuaces. No podía faltar la hazaña de El Loco, quien se despidió de mí dejándome esta última anécdota para recordar.

A las afueras del tono me quede solo con mi hermano Chito. Nuestra misión era embarcarnos en un Taxi que nos llevaría en un sosegado viaje hasta La Molina; nada malo podía pasar. Mientras esperábamos nos encontramos con 2 señoritas que han pasado por las Palmas en ciertas ocaciones. Eran “Las Gorditas”. Las amigas de Luciana, Natalia y Mónica, quienes nos propusieron compartir un Taxi para economizar, ya que compartíamos destinos cercanos. Atracamos no se por qué y partimos hacia el lejano destino. A mitad de camino la fogosidad comenzó a manifestarse. Por algún motivo me puse cariñoso y comencé a hacerle cariñito a Mónica desde atrás, ella estaba de Shotgun. Para mi sorpresa, ya que tengo entendido que me odia, las caricias fueron correspondidas y también acarició mi mano. El amor aumentó y comencé a hacerle cariño en la cabeza acompañado de declaraciones de amor que ni yo mismo entendía. Así me mantuve por un rato y no recuerdo más.

Obviamente la cosa no queda ahí. Al día siguiente me levanto y me encuentro con Chitin vistiéndose apurado como siempre. Entre comentarios de la noche anterior decidí sincerarme y contarle que no sabía por que mierda me había puesto cariñoso con Mónica. Le comenté que había estado diciendole cosas y acariciándola, no me quedaba otra que reirme, sin embargo, se me cayeron las pelotas cuando me contestó: “Sí huevon fue raraso, yo estaba sentado adelante y de la nada comenzó a acaricearme la cojuda de atrás”. Para los que no la ven, en medio de mi borrachera había ultrajado a mi propio hermano, lo había toqueteado e inclusive recuerdo haberle pedido matrimonio.

Esta fue la última de El Loco, se despidió de manera elegante, sin heridos, y dejándonos un recuerdo muy grato de él.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Un tipo no precisamente conservador…

Parte I: El Caserío


Esta es la historia de un tipo que a ciencia cierta no sé si es mi amigo o enemigo. A simple vista, en aquellas ocasiones se comporta como un real pirata y se hace una por la gente; sin embargo, personas más analíticas sospechan que se trata de intentos de homicidio en masa. Este peculiar personaje es normalmente tranquilo y trabajador. La fortuna le sonrió a él y su familia luego de fundar la empresa TopyTop, por lo cual cuenta con un respaldo económico de temer. A esta altura ya deben saber que me refiero al peligroso Johnny Flores, y aquellas ocasiones en las que se arrebata y compra cantidades de alcohol desmedidas. En este caso estoy hablando del día Sábado 13 de Marzo de 2010, fecha que pudo marcar el final de mis días.

Sábado a las 3 pm. Hermosa hora para levantarse a desayunar/almorzar luego de un clásico Stereo-Joia. Sol radiante, pajaritos y mucha vida en el club. Se sentían vibras de que se aproximaba un sano día de playa y deportes acuáticos. Toda la paz y ambiente de libro infantil que fluía se vio amenazada tras la llegada de un personaje a mi casa. Era el Flores. Hizo su ingreso con una sarcástica sonrisa seguida por la hostil frase: “hoy se jode todo”. La amenaza pareció ser empleada como para la noche o eso fue lo que quisimos entender. Instantes después, aquella frase empezó a revelar su verdadera identidad, se trataba de un caso de efecto inmediato. Johnny, más conocido como “Juan” o “El Flores”, mostró sus llaves diciendo VAMOS: la hora había llegado.


Yo seguía un tanto confundido, pero como por piloto automático me uní a la comitiva y salimos rumbo a Wong a lo que en esos momentos aun parecía una ida de compras doméstica: comida, líquidos derrepente uno que otro traguito para la noche; pero cuando llegamos me di cuenta que estaba potencialmente equivocado. El Flores se dirigió sin mayores inquietudes a la zona de Licores, fue ahí cuando realicé lo que estaba pasando; aquel día la juerga empezaría prematuramente.

La comitiva era pequeña, asi que la adquisición fue relativamente suave. Juan compró 2 barriles de cerveza Heineken, lo cual era suficiente para abastecer a los pocos que éramos. Una vez reunidos en mi hogar inaguramos el primer barril y con el transcurso del mismo fueron cayendo más personas. Inicialmente éramos yo, chito, el flores, ceja de perro, tellita, fabio, jimena, johana, marisol, paloma y la pesada de mafer. A media vido.a del primer barril se unieron 3 galifardos de los clásicos: piedra, terror y tajo. Además, llegó rolo con luciana, pocho y finalmente, alarmado por el escándalo, apareció mi fiel vecino Huevo. Lo que quedaba del 1er barril y todo el 2do desapareció irrisoriamente, al parecer la cuestión había quedado en una sosegada tarde de birras.



Acto seguido al último seco de Juan, se paró y manifestó sus deseos de beber más. La gente accedió inmediatamente y salimos a Wong a renovar el contrato. Esta vez mi salvaje compañero sacó 2 barriles más. Me pareció lo adecuado ya que era recién la tarde y teníamos que llegar sanos a la noche. En medio del camino hacia la caja Juan me hace un llamado diciendo: “Oe porsiacaso”. Ese “porsiacaso” se trataba de 2 barriles más que nadie sabía dónde iban a entrar, y fue ahí cuando su primera amenaza del día me regresó a la cabeza como diciendo “Te advertí”. En ese momento supe que iba a ser una noche demencial.


Dado que ya había perdido toda esperanza de tener un Sábado normal, me puse a pensar en qué lo podía hacer aun más memorable. Algo desde la cocina me llamaba, y como mis amigos ya saben, cuando siento que algo me llama es porque algo hay. Al bajar, me encontré con el personaje del verano, querida por algunos, odiada por otros. Era Rambo, mi fiel empleada ex miembro del P.C. Sendero Luminoso. Esta mujer proveniente de la Selva peruana había sido contratada y entrenada por mis padres para ser un robot infalible de la seguridad y el orden. Se hizo acreedora del apodo Rambo por su proveniencia selvática, pero más aun por su efectividad para tener todo bajo control, es decir, para cagar nuestros planes e hincharnos las pelotas con sus acusaciones.


Para felicidad nuestra, Rambo cometió el peor error de su vida, me lanzó una inocente broma: “Diego, una chelita pues”. Rambo no sabía lo que acababa de hacer, en ese momento la imagen que tenía de ella en la Selva decapitando un león con sus propias manos desapareció. Ahora era mi presa y debía asumir las consecuencias de haberse tomado ese pequeño exceso de confianza. Sin pensarlo más, la capturé cual luchador de la WWF y la instalé en la terraza con nosotros. Inmediatamente le serví su primer vaso de chela y pasó lo increíble: cual recia y feroz charapa, se lo secó. Esto no se podía quedar así, yo también me sequé el mío y empezó el desafío. Al 3er vaso ya me había asqueado de la chela y tuve que aceptar mi derrota, sin embargo, estaba feliz de saber que tenía una bebedora de primera trabajando en mi hogar, y desde entonces, nos ganamos a Rambo y ahora es de los nuestros.


Para las 9 pm. El Caserío ya estaba en llamas, parecía el Carnaval de Rio. El saldo que habían dejado aquellos barriles hasta el momento era de 2 bajas, 2 mudos, una ciega, un rompimiento de enamorados, 3 vasos, 1 copa y mi amistad con el wachiman de la zona. Felizmente un rato después tomé la sabia decisión de irme a dormir para recuperar las energías perdidas; encontré en la tele una película cumplidora y me quede tiezo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Aquellas épocas quinceañeras...


En la actualidad, la juerga forma gran parte de nuestras vidas. Se podría decir que es una rutina aplicar los coloridos días del fin de semana en salir con los patas a discotecas o reuniones, cuyo fin es beber e interactuar socialmente. Pero la cuestión es de donde proviene este estilo de vida, de donde parte y toma este carácter hostil de beber tanto y atacar a cuantas féminas puedas, sin mucho análisis, espero estén de acuerdo conmigo, lo que forja e inicia este estilo de vida en nosotros y nos marca para siempre es la gloriosa época colegial de “Los Quinces”.

Un Lunes cualquiera en 2do o 3ro de media en el Santa María, se siente el ambiente tenso, se ven conversaciones y secreteos entre los estudiantes. Nada evidencia concretamente la anormalidad en el comportamiento del alumnado, pero se percibe un ambiente hostil y acelerado. No se trata de tráfico de drogas ni datos de exámenes futuros, es tan solo la llegada de las entradas para poder asistir formalmente a los quinces o 15s que se llevarán a cabo el fin de semana.



Generalmente, eran poseídas por el mejor o mejores amigos de la anfitriona, quienes las repartían a sus respectivos dueños. Sin embargo, en ciertas ocasiones, estos valiosos pedazos de cartón grabados debían ser contrabandeados o usurpados, pues la alta demanda que tenían transformaba el colegio en una jungla y se debía matar o morir.


Luego de robos a mano armada, desapariciones, secuestros y otros atentados, cada miembro de la cuadrilla tenía su respectiva entrada y era cuestión de tiempo para que se desate la fiesta. Llegado el esperado día del 15 me reunía con mis más clásicos partners de aquellas épocas doradas: Renzo, Elio, Gonzalo, Jato, Michel, Raúl, Max entre otros. Nos juntábamos para llegar juntos o para cambiarnos con ternos que alguna vez fueron de otra persona, pues en cada 15, por error o efectos del alcohol, todos se llevaban un saco diferente. Con terno negro y lompa azul, llegabamos a la puerta del 15 y todo solía salir bien, pero en ciertas ocasiones éramos ampayados con entradas de otro individuo o eliminados de la lista al haberse “desaparecido” la invitación, por lo cual debíamos acudir a algún plan de nuestra gama de ingresos de emergencia, los cuales constaban de coimas, correr como mexicano en la frontera o, en el peor de los casos, trepar la pared trasera arriesgando potencialmente tu vida.


Finalmente, por las buenas o malas, hacíamos nuestro ingreso al 15. Instantes después nos posicionábamos estratégicamente en una mesa y al primer pobre mozo que pasara con una fuente de chelas lo calateábamos cual pirañas de barrios altos. Nos manteníamos así por un largo periodo que se veía interrumpido únicamente por el Vals. No es que fuéramos fanáticos de este clásico baile, sino que era muy gracioso arrochar a los afortunados que debían bailar con la dueña del 15: familiares, enamorado, mejor amigo, trampa, colado, borracho, etc.


Al retornar a la base las chelas, los chismes y las risas continuaban por un largo rato. Hasta que, como por una señal, la gente se iba parando e iba a buscar a una chica, de alguna manera especial, con la que esperaba tener una gran velada. Una vez emparejados empezaban los bailes y las vueltitas, prolongadas conversaciones y chongos, y las infaltables idas al baño que ponían en peligro la situación.



Pasadas unas horas y ya en un alto nivel etílico llegaban las declaraciones de amor. Esto generó muchas alegrías y tristezas entre nosotros, inclusive hubieron noches negras en las que algunos no podían contener su llanto por una decepción amorosa, pero había una consecuencia aun mayor, la cual felizmente a cesado con el paso de los años, pero en aquellas épocas eran como un invitado más de la fiesta; las famosas mechas.


Casi nunca faltaba una riña originada entre 2 individuos, lo cual implicaba la intervención de los amigos de ambos. La gente se agarraba a golpes, las mesas y sillas volaban, los vips debían echar a los cabecillas, difícil tarea, ya que en ese momento todos se creían capaces de noquear al increíble Hulk. Finalmente el escándalo terminaba y la fiesta podía continuar. Estas mechas fueron origen de enemistades que se conservan hasta la actualidad, sin embargo, por increíble que parezca, también han generado buenas amistades e inclusive fusiones de grupos distintos que también se conservan hasta hoy.


Luego de haber tomado, bailado, trepado, boxeado, entre otras cosas, la noche llegaba a su final y nos reagrupabamos para matar la noche con las ultimas chelas. Asi se quemaban los últimos minutos de la gran velada hasta que el DJ decidía que era momento de apagar la música y le fiesta terminaba. A la salida nos dividíamos en grupos dependiendo del destino a donde nos dirigíamos. El camino de regreso era empleado para contar las anécdotas de la noche acompañadas de jodas y agresiones al pobre taxista. Eventualmente la noche llegaba a su final. Muy maltrechos y agotados nos íbamos a reposar nuestros cuerpos; no para el colegio ni para ir a misa, sino para el 15 del día siguiente.

jueves, 4 de marzo de 2010

El Carnaval


La fiebre comienza los primeros días del mes morado. El segundo ciclo del año ya está muy avanzado y empezamos a sentir la proximidad del verano cual barco pirata viendo tierra a lo lejos. Sin darnos cuenta llega el 31/10, día en el cual nos trazladamos a Asia para festejar en un ambiente ya muy veranístico, palmeño y alentador; pues es el mayor síntoma de que el verano se encuentra a la vuelta de la esquina. Luego de aquella destrucción, léase como un avance de lo que se aproxima, Noviembre y Diciembre pasan casi desapercibidos por los exámenes finales y las fiestas navideñas, así que el verano hace su sutil entrada y empieza la buena vida.



Empezado el verano, cada fin de semana es peculiar y se caracteriza por diversos sucesos como los levantes, las hazañas del chelo y diversas anécdotas protagonizadas por nosotros debido al consumo de alcohol indiscriminado. Pero como todo periodo recreativo, el verano tiene un apogeo, una faena la cual esperamos desde aquellos primeros días de Octubre y es donde realmente se siente al 100% le esencia de lo que es las palmas: la fiesta de carnavales. Ese día no hay problemas, nada ni nadie importa, solo tú y tus hermanos palmeños aglomerados en ese tiempo y espacio por 8 horas. La infinita comodidad y hospitalidad que se siente en este evento se manifiesta principalmente por los atrevidos y poco censurados disfraces que la gente suele usar, además de la pérdida de la noción de las edades y los cargos que desempeñan todos los presentes.

Este año la fiesta tuvo una temática que se prestaba mucho para la joda: personajes famosos. Desde un principio decidí con mi viejo amigo Rolo disfrazarnos de lo más arrochador que pudiéramos encontrar. Yo me disfrace de mi abuela y él del famoso luchador mexicano Nacho Libre. Felizmente, la fiebre se expandió entre los patas y Santiago hizo alusión a su apodo “El Cubano”, vistiéndose exóticamente como tal. El flaco interpretó al famoso Don Ramón, manifestando, en otras palabras, que es un escualido de mierda.



Hecha la entrada al evento esas 8 horas que valen por 365 días empezaron a correr. Instantes después ya estaba sentado en mi mesa con ron en mano; no había tiempo que perder.

Con Rolo y Santiago de partners la noche empezó a fluir hermoso. Me alegré más aún al ver al clan de Mariano con disfraces de carácter clásico en ellos: escandalosos y con las pelotas al aire.



Eran infaltables los adultos característicos de este evento tales como el gerente y los peculiares Srs. Basombrío. Es un hecho, en todo evento realizado en Las Palmas, una joda hacia ellos va ha haber, y no es mala idea recordar cuál ha sido la mejor hasta ahora. Esta fue el ficticio golpe que propinó Rolo a Chaturri a gran y explicita vista de nuestra querida tía Mirtha, quien cual madre estalló en llanto y comenzó el escándalo. La presencia del tío Raúl, más conocido como “chivo viejo”, no se hizo esperar. Se aproximó corriendo cual Mitch Buckanon y empezaron los gritos y forcejeos desesperados de ambas partes. Pero para que el enfrentamiento termine la sangre tenía que correr, o almenos eso fue lo que les dimos a entender y elevó la intensidad del asunto. La escandalosa separación cesó antes el fracaso de los adversarios por contener su risa. Se hizo evidente la falsa riña y las carcajadas estallaron. Los tíos lo tomaron bien y fue un final feliz.


Siguiendo con la fiesta, ya estaba muy entrada la noche y los parámetros conductuales no eran los más adecuados. Recuerdo a Luisma danzando sobre una mesa, Rolo colocándose objetos bajo el disfraz para simular una monumental erección, e inclusive al tío Basombrío bailando hostilmente con una menor. Ese era el momento que esperábamos, donde todo fluye por sí solo y nada te puede detener. Pasaba el tiempo y la jarana continuaba, los tíos bailaban cual quinceañeras; las prótesis y by pases no fueron impedimento para nadie. En medio de la gran velada Rolo y yo logramos divisar a lo lejos a un personaje con una sonrisa nunca antes vista. A primera instancia el sujeto fue identificado como Diego Gadea, pero al mirar detenidamente pudimos ver que se trataba de nuestro querido gerente, el Sr. Romero, con sánguche de lomo en mano, más contento y sonriente que nunca. La aproximación hacia él era fija. Nos acercamos con el fin de aprovechar el momento para enriquecer nuestra relación con él y hacer algunos comentarios que, en otras circunstancias, hubieran sido subidos de tono. La intervención valió la pena cada segundo, ya que nos deleitó con su abierta opinión sobre algunos asuntos polémicos de la playa y algunos socios con fama de hinchar las pelotas por gusto, hecho que desató mucha risa entre los 3, y confirmamos que el gerente es de la gente. Luego de esta bonita experiencia regresamos a la mesa a continuar la libadera por unas horas más.


En un ambiente ya mucho más tranquilo, el final de la noche se iba pronunciando, pero me di cuenta que teníamos para rato a la llegada del clásico y sabroso aguadito. La gente, ya maltrecha y con sueño, no perdonó ni 1 solo plato que haya habido en esa fiesta, por lo cual nos sentíamos aptos de juerguear 5 horas más. No fue una muy buena idea habernos recargado las energías con este festín, ya que la paz y tranquilidad que acaecía en el momento final de la noche tuvo un brusco cambio. Los presentes como por instinto sentimos que era el momento de entonar nuestros cánticos acompañados de salvajes saltos y cómicos bailes, así que nos acercamos a la pista de baile y dimos inicio a la mayor arrochada de la noche. Se veía a los presentes semidesnudos o apoyados unos sobre otros entonando el clásico cantico de Las Palmas. No sé cómo se verá del exterior, ni lo quiero saber, pero ser parte de este escándalo es muy satisfactorio y alentador.


Luego de 30 vasos rotos, 15 mesas caídas, sillas en el techo, sospechas de sismo y 2 heridos siendo atendidos, tuvo que darse lugar a la intervención de la tía Mirtha por imponer el orden y que vuelva la calma. Y así fue, todo pareció terminar, pero sorpresivamente la gente volvió a reunirse y el escándalo fue aún mayor. La tía Mirtha por segunda vez, con ayuda de otras autoridades, logro finalmente apagar el incendio y la fiesta llegó a su final.
 

Para algunos la noche no podía quedar ahí y nos fuimos a Joia, pero esa es otra historia. La fiesta de carnavales ya pasó, indicando que el verano ya llegó a su cima y ahora empezará a declinar. Pero quedan algunos fines de semana y la peligrosa prolongación del verano conocida como semana santa, donde habrán nuevas anécdotas que plasmar, nuevas víctimas de nuestras locuras y nuevos recuerdos que perdurarán a lo largo de los veranos que pasemos en Las Palmas.

La Pre



El verdadero motivo no lo sé, quizás fue por temor a no lograr el objetivo y quise asegurarme, o quizás fue para que el proceso sea más ameno. En fin, por cualquiera que haya sido el motivo, a fines del verano 2009, uno de los mejores de la historia palmeña, tome le decisión de integrarme al instituto educativo CPU, cuya misión era forjar mi admisión a la Universidad de Lima. Esta institución educativa consta de 14 semanas de estudios Pre universitarios, por esto es más conocida como LA PRE.


Lunes 16 de Abril, primer día de clases. Clásico en mí, no fui. De hecho esto se repitió toda la primera y segunda semana, ya que asimilar el final del verano fue un proceso difícil y no me sentía en condiciones de estar estudiando.


Llegada la tercera semana me levanté el Lunes a las 9:00 a.m. Lo primero que se me vino a la mente fue: “No voy nicagando”; sin embargo, unas cariñosas y sabias palabras de mi madre me hicieron entrar en razón y darle una oportunidad a la famosa Pre.


Recuerdo que llegue en media clase de historia y, tipo combi, chape el sitio de al fondo a la derecha, la última carpeta, la esquina del más vago. No le quería hablar a nadie. Debido a mi mala experiencia en la UPC, hacía más de 1 año que no me sometía a un centro de estudios o a la autoridad de un profesor, así como a la poca libertad que tienes en uno de estos centros, es casi como el colegio.


Los primeros días no duraba ni 2 horas, sentía que me asfixiaba en la clase y me paraba en la ventana o iba al baño cada 5 minutos. El día terminaba en el primer break, cuando le metía algún floro a la secretaria del director y me iba a mi casa a dormitar. Felizmente, mi vieja, que dicho sea de paso, se las sabe todas, descubrió mi irregular horario de estudios y prohibió mi salida de la Pre sin su autorización. Al enterarme de esta nueva ley casi me da un fulminante paro cardiaco, pero tuve que asimilarlo y finalmente me acostumbré.



Naturalmente, con el paso del tiempo comenzaron las amistades. Me acuerdo de mis primeros patas Álvaro, Mauricio y Cristóbal. Éramos el cuarteto de la esquina de atrás. Los exámenes los hacíamos entre los cuatro y en las clases no perdonábamos una para empezar la joda. Después conocí a Ornella, Katia y Yazna. Para entonces ya conocía a todos y pasamos a ser una gran familia.


Llegado el parcial tuve un golpe de suerte espectacular, me senté atrás de la persona perfecta para copiarse; era un genio. Fue como si Dios lo hubiera puesto ahí con sus propias manos. Veía todo su examen y no se qué me aseguraba que todo estaba bien (creo que porque era chino). En total marqué 30 preguntas de 40, con su respectiva e inocente ayuda. Obtuve un contundente 13 en letras y 12 en números, estaba de nuevo en la carrera. Este regalo del cielo y en parte del chinillo ese, me motivaron y dije “Ahora sí la hago”, pero después de un gran Aura, el lunes volví a faltar y todo volvió a la normalidad.



La verdadera motivación comenzó cuando noté cierto interés en algunos profesores por ayudarme, me aconsejaban o asesoraban sin que yo lo solicite. Al que más recuerdo es al profesor de psicología, más conocido como “El Poosor”. Un singular personaje con un sarcástico sentido del humor sin igual. Sus apodos o contraataques eran infalibles y por más que las clases eran un cague de risa siempre eran instructivas. Ser su alumno fue una gran experiencia.


En la etapa final de la pre si me puse las pilas. Mi horario pasó de ser de martes a jueves, a ser de lunes a viernes. Repasaba en mi casa y prestaba atención a la mayoría de clases. Y sin darme cuenta llegó la semana 14, la semana del gran examen final, y la verdad, estaba palteadaso.



Fue una semana muy estremecida, yendo a asesorías y estudiando hasta la madrugada, pues debía recuperar el tiempo perdido. Me iba por 10 en ciencias y 12 en letras, era una meta poco alentadora. Las últimas clases y la ayuda de algunos compañeros fueron vitales, nunca había estudiado tanto en mi vida, pues para un examen de este calibre nunca se siente que ya fue suficiente.

Llegado el gran día mi despertador no funcionó y casi me quedo jato, pero mi heroica empleada Tania me levantó a gritos; estaba más emocionada que yo. Para variar, mi carro estaba en el taller siendo potenciado, pero mi madre me prestó el suyo y salí rumbo a incendiar el examen final y a hacer valer toda esa semana de mierda.


En la primera vuelta al examen respondí solo 10 preguntas, 5 letras-5 números, estaba demasiado nervioso por todo lo que estaba en juego. Poco a poco me tranquilice y las cosas fueron saliendo.

Ya no podía responder ni una pregunta más y solo tenía 100% seguro Ciencias:10, Letras:12. Lo justo para ingresar, pero estar al filo de la navaja no me convencía. Para no perder la tradición, se me fue el ojo para el costado un rato y pude responder 4 más. Finalmente tenia C:12, L:14.



Salí del examen justo como no quería salir, inseguro. Estaba demasiado angustiado porque no sabía si la hacía o no, era una sensación horrible que tenía que bancarme por 2 eternas horas hasta que salgan los resultados.


Decidí que no merecía sufrir de tal manera, así que le puse gasolina al carro y me fui a dar unas vueltas por todo lima con mi buen amigo Cristóbal “el chapado” Ausejo. Fue por las huevas porque a los 20 minutos ya estaba sentado en mi computadora esperando las 12.


Finalmente fue a las 12:05 que entré a la página por 37ava vez y, al ver de reojo un color diferente en la pantalla sabía que el resultado ya estaba ahí. Un rato después me invadió la adrenalina y miré la pantalla nada mas y nada menos que para leer la palabra FELICITACIONES. Lo único que dije fue un “BIEN CSM!” y empezaron las congratulas de mi familia y de mis amigos por MSN.

El día se complementó con una perfecta celebración: almuerzo de ex alumnos del Santa María por la tarde, y el espectacular tono de Alessandra Acevedo por la noche, fue un faenón.